Esta madre ayudará a la joven con las maletas, pero hubiera preferido esconderlas en el último rincón del trastero. Jurará en su foro interno contra la Unión Europea y el programa Erasmus, maldecirá al inventor de la “movilidad académicaâ€, pero acompañará, bien arreglada para la ocasión, a su hija al aeropuerto, desde donde volará a la ciudad elegida. Le dará alas, aunque la vÃspera de su partida empapará de silenciosas lágrimas toda la almohada. Junio asoma lejano, pero grande, muy grande. Diez meses de iniciación de la estudiante para sentarse después con ella de igual a igual, de mujer a mujer, para hilar una misma y ya madura conversación. Son las madres valientes de nuestros dÃas, las que eligen puerta abierta y no regazo. Es cara siempre nuestra libertad, pero más aún la que en justa ley es preciso devolver a l@s hij@s. Hoy tienen billete de ida y vuelta. Hace 70 años sólo de ida. La vuelta era siempre una incógnita, cuestión de suerte, ni siquiera de valor, por más que la verdadera suerte se sujete siempre a destino. La madre cercana que inspira estas lÃneas, apenas ha dormido en toda la noche. Cuando la vi a media mañana, sus grandes ojos rojos aún testimoniaban un desconsuelo hasta el alba. Los jóvenes de hoy van a las Universidades de Francia, Alemania, Italia… comparten estudios con los colegas de esos paÃses. Amén de proseguir con la carrera, van a conocer otras lenguas y culturas, a colaborar, a reÃr y disfrutar con los estudiantes del paÃs en cuestión. Hace 70 años iban a intercambiar tiros y no conocimientos, dolor y muerte y no ciencia y vida con los jóvenes enemigos de otros paÃses, con los abuelos de los colegas de ahora. Ahora comparten pupitres, hace unas décadas se enfrentaban en trincheras. No quiero ni imaginar los ojos de la madre en cuestión hace 70 años, si su hijo, si su hija, en vez de a una facultad lejana, se encaminara a una sangrienta batalla. Septiembre también madrugó en su primer dÃa de 1939. Entonces comenzó la más negra pesadilla humana. Nadie diga que no avanzamos, que la historia quedó congelada. No veo ya a tiranos paseando sus tanques invasores por la geografÃa de otros paÃses. Ningún padre, ninguna madre clame contra la Unión Europea, o si no que recuerden cuando los hijos tenÃan que correr a frenar a esos crueles tiranos, cuando calzaban botas de guerra y no deportivas, cuando blandÃan fusil y no portátil, cuando cogÃan trenes que rugÃan y nunca volvÃan... Equipo de Portal Dorado |
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