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Nueva máquina

El bueno de Javi León acabó por convencerme. Acaricio bajo mis dedos una nueva y potente máquina. La sorpresa maravillada ante el prodigio no nos eximirá de la pregunta ineludible. ¿Estamos en condiciones de permitirnos estas máquinas, cuando tanta gente no tiene qué llevarse a la boca?

Estas máquinas constituyen nuestra heredad, nuestro futuro, ¿pero podemos hacerlo ya presente? He buscado la perdida justificación para poner rumbo a los grandes almacenes. Sensación agridulce con el paquete bajo el brazo de vuelta al aparcamiento. Trato de buscar los mil y un razonamientos para romper el celofán prohibido, para abrir la caja que guarda la joya. No sé si he acabado de convencerme. ¿No sé si dar gracias al Cielo por poder trabajar con ese ordenador extraordinario, o pedir disculpas al hermano por el dispendio?

Coloco en el face por la mañana una imagen de los refugiados, mientes que a la tarde me pongo a la fila de un consumo tan a menudo desaforado. Clamo por la situación de los últimos y a las pocas horas desembolso una importante cantidad a cambio de una caja de cartón, en vez de invertirla en favor de losmás necesitados. No podré criticar a los gobernantes por cerrar aún más la puerta a los refugiados, mientras que yo tampoco termine de poner el alivio a su sufrimiento entre mis prioridades.

Sí el anterior portátil tenía ya ocho años de antigüedad, pero con pedales y mucha paciencia aún podía servir. Son nuestras eternas contradicciones… Todos los humanos que lo deseen puedan, más pronto que tarde, tener estos maravillosos teclados bajo sus dedos. Todos los humanos más pronto que tarde, puedan gozar de estas máquinas absolutamente geniales cuyo diseño, idea y funcionamiento, el Cielo, las Grandes Almas, han querido otorgar ya a la humanidad a través de sus más avanzadas mentes.

 
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