El nuevo presidente francés al elegir ministros de amplio arco ideológico, contribuye a superar el desfasado esquema de izquierda y derecha. Francia ha tomado la delantera en esa necesaria apuesta integradora. El nombramiento de un reputado lÃder ecologista como ministro de medio ambiente redondea la jugada. Tras el susto por la amenaza de quien también pugnaba por el Palacio de los ElÃseos, la calma viene acompañada de noticias alentadoras. La ideologÃa nació en un tiempo de confrontación entre los defensores y detractores de un injusto orden imperante. En su dÃa pudo tener su sentido. Las fuerzas revolucionarias apremiaban, no sin razón, para poner fin a un sistema esclavizante, depredador y abusivo en muchos aspectos. Este sistema ha ido evolucionando y las condiciones de las clases trabajadoras mejorando sensiblemente, cuanto menos en nuestro entorno. La izquierda y la derecha no nos ofrecen hoy diferentes modelos sociales y económicos. Ambos espectros polÃticos defienden el mismo sistema desarrollista, basado en la competencia y en la acumulación de riqueza. Gobiernos supuestamente de centro, como el del Partido Nacionalista Vasco en Euskadi, no ofrece menos prestaciones sociales que otros gobiernos autonómicos de izquierdas. Apoyar polÃticas integradoras no implica identificarse con un sistema y unas fuerzas polÃticas que mayoritariamente adolecen aún de la suficiente sensibilidad para con la Tierra nuestra Madre y que nos promueven principalmente como ciudadanos consumidores. El materialismo e individualismo que caracterizan el actual sistema, y que tanto nos limitan en nuestra emancipación integral, están llamados a ser trascendidos. Nos seduce un modelo basado en otro tipo de relaciones ya entre los humanos, ya entre los humanos y la Tierra. Son los verdes y ecologistas quienes más recogen nuestras inquietudes de transformación personal y global. Sin embargo, el advenimiento de este nuevo paradigma global basado en los valores superiores del cooperar y del compartir, en el cultivo del alma y su creatividad y no en la búsqueda ciega de acumulación material, no será de un dÃa para otro. Estamos destinados a cabalgar en este tránsito por tiempo. Una era más verde y solidaria irá calando poco a poco en el corazón humano. No podrÃa ser de otra forma. La verdadera transformación sólo puede ser gradual, si deseamos que ese trascendental cambio de paradigma se vaya asentando firme sobre una nueva conciencia humana. El progreso civilizacional ha de comprender la evolución en el sistema polÃtico. La humanidad avanzará si va dejando atrás el obsoleto esquema banderizo y promueve gobiernos integradores en los que se refleje el principio de unidad en diversidad, en los que se lleve a las más altas instancias de gobierno los mejores talentos, con mayor vocación de servicio a la comunidad. Es por eso que saludamos la iniciativa del nuevo presidente francés de colocar en su gobierno personas preparadas de diferente filiación polÃtica. Ya no es tiempo de derribar por la brava el orden imperante, sino de hacer nacer otro orden basado en la armonÃa y la concordia, en un mayor respeto y consideración entre los humanos; un nuevo orden que estimule el ser, no el tener; que nos reconozca más como seres en evolución que como personalidades atrapadas en los deseos materiales e individualistas. En ese anhelo impostergable no sobra nadie. |
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