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Cabalgando desapegos

"No podemos detener la hora, menos aún a nuestro diminuto antojo. No podemos detener el tiempo y con él, el paso de las almas que nos acompañaron. Lo nuestro es soltar, abrazar y despedir, un continuo agitar de pañuelo. Sólo nos resta colorear ese trozo de algodón más o menos deshilachado, asumir serenamente ese ir y venir ininterrumpido. Nuevos escenarios de más luz y mutua comprensión se preparan, nuevos espacios en los que quizás podamos invertir un poco más de compasión y ternura.

No somos de ningún lugar, de ninguna familia, de ningún pueblo y a la vez de todos los lugares, familias y pueblos… Quizás otra montaña gobierne majestuosa el valle de nuestras futuras correrías; otro río quiera deslizarse y cantar a la vera de nuestra nueva casa de materiales más nobles, otro perro amigo aullar en las noches de una misma y entera luna. Quizás otros árboles, otras huertas sin tanta química nutriendo nuestra mesa. En el kiosko de a saber qué esquina, venderán periódicos con menos ruido en titulares. Deberemos aprender el nombre de nuevas calles y plazas. Es posible que saludemos a los viandantes de otra forma, en otro idioma… De seguro otra época, otra geografía, pero será un mismo y radiante Sol, un mismo y glorioso Regente y cortejo de Grandes Almas anhelando que cobremos mayoría de edad, que cabalguemos los tiempos y sus desapegos, que amemos más generosamente, más sin atrapar y dejando pasar.

Quizás no sean las mismas olas las que azoten nuestras barandillas. Ellas vienen y va. Marchan los seres queridos, pero volverán, al igual que nosotros, con otra faz, con otros cuerpos, pero con la misma y amistosa mirada, con la misma e imperturbable voluntad de seguir juntos creciendo."

Del libro en confección: "Sólo un hasta luego"
Arteixo 9 de Febrero de 2016
http://www.KoldoAldai.org

 
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