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VOLVEMOS UNA Y OTRA VEZ

Ocho horas al solitario volante dan mucho de sí. La cercanía ya de los sesenta invita a un ejercicio cada vez más serio y profundo de recapitulación. En el largo recorrido entre Galicia y Navarra cabe, sin necesidad de calzador, una vida entera.
Ojos al frente y su tranquilo asfalto, pero mirada hacia el pasado, he ido listando todas las personas a las que a lo largo de la vida, he causado algún daño con palabra, obra u omisión, sobre todo con verbo alocado e incontenido.

He recordado las veces que fui dolor y no alivio, dardo y no gasa. Los kilómetros se sucedían y no paraban de aparecer rostros. En Burgos aún afloraba el sonrojo. La lista era muy larga, excesivamente larga. Al verla completada me ha asaltado cierta pesadumbre. No sé cómo, pero en los años que restan en esta carne, habrá que intentar hacer algún acopio de santidad.

Hay otra lista, pero de ésa poco sabemos. Es la lista de las personas a las que hemos causado bien. Esta lista está bien custodiada en los registros de Dios o de los Señores del Karma, como queramos entenderlo. No sé si la segunda compensa a la primera. No sé si la balanza se equilibra. Por el muy probable déficit negativo tecleo noche y día, en las gasolineras, en los descansos de las autopistas… Rindo con el teclado tributo a la esperanza. Pueda de paso nivelar la deuda.

Este desnudo integral no tendría sentido sino es para el alivio del lector también eventualmente apesadumbrado, para cantar a la fe en un futuro definitivamente diferente, también en nuestro terreno más íntimo. No tendría sentido, sino para compartir esa desbordada certeza interior de que volvemos. No es doctrina, es confesión de las olas que viene y van en la ancha y húmeda playa, del otoño que una y otra vez manifiesta y esconde su mágica paleta de colores, de la sonrisa inmortal del niño, de la luna que no se cansa de escalar una y otra vez los cielos… Es observación de un Amor que no podría inundarlo todo y al rato callar y enmudecer ante uno para siempre.

Querido/a hermano/a, una y otra vez volveremos para intentar ser un poco más ese Amor sin límites. Volveremos para ir reduciendo esa lista de daños y perjuicios, que los más versados llaman “karma”. Volveremos para intentar poner más cariño, comprensión y compasión en cada momento comprometido. Este “strip-tess” no tendría sentido, si no es para levantar el ánimo de los que, como quien suscribe, se asustan al contemplar tan larga lista negra.

Encarnaremos innumerables veces en esta Tierra bendita, en este escenario maravilloso. Volveremos a encontrarnos en plazas más iluminadas, en bosques más frondosos. Lo llaman reencarnación, pero entre nos podríamos más sencillo hablar de Misericordia infinita, de ensayo sin fin. El telón de la nueva alcoba no se levanta por capricho, tampoco el Ángel de la Faz Resplandeciente corta el hilo de oro, ni detiene el torpe pulso por casualidad. Cada alborada menos barro y saliva en un nido más alto. Volveremos cada vez con verbo más dulce en otros labios, con más gasa, ternura y pomada en nuestro botiquín de urgencias, en nuestra mochila sin peso.

Volvemos con diferentes y más bellos cuerpos. Pondremos más atención en nuestras palabras, en nuestra acciones; más candor en la caricia, menos deseo entre el lino de las sábanas. La lista negra se irá acortando y la carga aliviando. Por eso estamos aquí, para intentar hacerlo mejor. El camino de la perfección es muy largo, pero la paciencia del Dios todo Amor nunca se agota y jamás nos escatimará oportunidades para recorrerlo. Tan sólo pide de nosotros ese anhelo de superarnos, de ser más puros y amorosos, mejores personas. Sólo pide nuestra voluntad de avanzar cada día un poco más, de llegarnos en cada encarnación un poco más cerca de Su Presencia.

Artaza 13 de Octubre de 2017
www.koldoaldai.org

* De payasetes en India

 
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