La “serena expectación†representa la profunda interiorización de una conciencia de eternidad, de relatividad del instante. No hay avidez cuando cumplimos con nuestra parte, cuando realizamos nuestra siembra en el marco de la gran siembra. Todo fluye, todo avanza y progresa cuando cada quien afronta su propia y particular misión dentro de la misión colectiva. Las cuentas, los resultados los llevan Arriba. No quiere decir que no nos interesen, simplemente reconocemos nuestras limitaciones para alcanzar a leer los grandes números, para cobrar una visión precisa y al mismo tiempo global del progreso de un Plan, cuya magnitud nos supera. “Serena expectación†representarÃa el “a cada dÃa su afán†del lenguaje coloquial. El Cielo, la JerarquÃa nunca nos pedirá más de lo que pueda estar en nuestras manos. Otra cuestión es que cese el amparo si no damos la talla, si no termina de sonar nuestra nota esperada. La “serena expectación†posibilita por lo tanto aligerarnos de fardos que no nos pertenecen, que no nos corresponden acarrear. Aquello que nosotros/as no alcanzamos a realizar, aquello que nos desborda…, lo harán Otros. Trabajamos unidos Arriba y abajo. El Plan avanza por más que los medios de comunicación se empeñen, dÃa tras dÃa, en demostrarnos lo contrario. Ello nos invita a abrigar ese sentimiento positivo, apaciguador, sabedores de la grandeza de lo que nos aguarda, a nada que trabajamos, tanto interna como externamente, para meritarlo. “Serena expectación†es dejarnos caer en los brazos del Padre. Abandonarnos por entero a Su voluntad. La frustración queda desarmada y gana sin embargo la satisfacción del trabajo realizado, de la tarea particular que nos corresponde dentro de la Gran Obra. Este sentimiento está por lo tanto estrechamente ligado a la conciencia del Trabajo Uno con el que se espera nos comprometamos. Ni la siembra, ni la cosecha es individual. La evolución humana es progreso de esa conciencia grupal. Participamos de una siembra cuya magnitud desconocemos y asà podemos permanecer expectantes a los logros que nos depara esa sinergia colectiva. La “serena expectación†nos vacuna contra la acedia espiritual, también contra el orgullo de esa misma naturaleza mÃstica, desde el momento en que tomamos conciencia de nuestra parte dentro de un todo, de nuestro cometido relativo dentro de un Afán colectivo. Con la “serena expectación†no nos alcanza la tristeza por aquello que, por nuestras inherentes limitaciones, no podemos culminar. Representa el fin de nuestras aflicciones y angustias por los “triunfos†no coronados. Las victorias van adquiriendo su verdadero y siempre desconocido relieve. Sólo puntúa al fin y al cabo el progreso en nuestra capacidad de amar, en nuestro olvido de nosotros mismos. Si sembramos, si trabajamos con el Padre, únicamente recogeremos alegrÃas, sonrisas y frutos. Estaremos siempre expectantes a cada nueva recolecta, a cada nueva primavera. La palabra “optimismoâ€, por muy cargada que esté de buena intención, encierra cierta duda, contempla la posibilidad de que algo no ocurra de la forma esperada. Sin embargo las dudas van desapareciendo poco a poco, gracias a Dios, de nuestros cielos. No albergamos incertidumbre sobre el progreso evolutivo del Plan Divino, de la conspiración superior de luz y de amor. Otra cosa son los tiempos. Los tiempos de Arriba no son como los de aquà abajo. Otra cuestión es cuándo se nos concederá en heredad la recompensa de la entera paz y gloria, pero ese dato no nos concierne. A nosotros nos compete nuestro diario afán de servicio y entrega con la mejor de las voluntades, de la forma más discreta, genuina y sincera posible. Estamos expectantes, pues es grande la Aurora. Estamos serenos por que no estamos, nunca hemos estado solos. Es un gozo trabajar unidos, es un gozo sentarnos al atardecer del dÃa y de la vida y ver florecer la cosecha colectiva… |
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