En los tiempos en lo que sigue pujando el “ojo por ojo†por las arenas de Oriente Medio y allende ellas, declaraciones de este signo no tienen precio. El joven es seguramente conocedor, más o menos consciente de la ley del “karmaâ€. Sabe que todo se ordena, que hay un Plan superior que todo lo ajusta, una Ley que todo lo equilibra. Sabe que hay un amor que nunca se extingue. Quizás es conocedor de que detrás de lo aparente, no existe la casualidad, que sà hay un pequeño margen para el accidente, pero nunca para el infortunio. “La casualidad es el desconocimiento de la ley†pregona la sabidurÃa eterna. Las consecuencias de los accidentes también se reequilibran, nos dice esa conocimiento sin tiempo. La vida en los mundos espirituales, las siguientes vidas en la carne, son oportunidad para las compensaciones pendientes. Nadie padece más de lo que la Ley marca. Lo incomprensible se esclarece a la luz de una Justicia que no da margen a mÃnimo error. Una humanidad cada vez más madura irá despejando sus incógnitas más mayúsculas, al tiempo que los testimonios de tremendo amor y compasión irán proliferando por la Tierra. No sé el nombre de ese joven australiano que semejante lección ha regalado al mundo entero. Del sufrimiento humano emergen espontáneas y valiosas enseñanzas. El propio e inconmensurable dolor encuentra razón en la apertura de las conciencias. Bendiciones pues para ese joven rubio, cuyo poderoso testimonio de concordia planetaria difunden ahora todas las televisiones del mundo. El joven debe saber que los lazos de amor perduran por la eternidad y que no hay ningún misil, de ningún calibre que pueda destrozarlos. Los cohetes derriban aviones, pero jamás pueden acabar con la vida eterna y el amor que la sostiene, el amor genuino que une igualmente a las almas. Macabro mundo éste si cualquier descerebrado de cualquier guerra cruel y absurda, pudiera poner fin a esa vida, a ese amor que no tienen principio, tampoco final. El margen de maniobra de la inconsciencia se irá reduciendo. El dolor ya trae sus recompensas en forma de luz retransmitida a todos los continentes. No nos quepa la menor duda: mañana los cohetes arados, los hijos disfrutando junto a sus padres y los aviones alcanzado sin contratiempo sus destinos. www.KoldoAldai.org 21-VII-2014 |
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