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NUNCA OFENDER

Un médico andaluz muy popular y combativo en las redes viene de dejar su cuerpo. Le honra el haber luchado por una sanidad pública digna y eficaz, por haberse dado a una causa generosa, pero le ha restado una palabra indebidamente utilizada. Una noble causa no se puede nunca servir del insulto y las malas formas, pues en ese instante ésta dejará de serlo, perderá su nobleza.

“No para siempre aquí en la Tierra. Al menos dejemos flores, al menos dejemos cantos…” (Alabanza conchera) Los vientos no retornan solos. ¿Quien recogerá la furia que hemos sembrado cuando hayamos muerto?

El continente es tan importante como el contenido. La esencia ha de buscar una forma en consonancia con su nivel de vibración. Cuando insultamos, en este caso a los políticos, sólo buscamos acogida en la emocionalidad inferior de quien nos escucha, sólo medramos en los corazones resentidos.

Las causas nobles no deben ir acompañadas de la ofensa. Las degrada. El fin ha de permanecer
indisoluble con los medios. Cuando nuestro cuerpo se deteriore, cuando enferme, muera y deje partir al alma, ésta no podrá ir en pos del daño causado, no podrá recoger la fatal siembra ya esparcida, evitar los estragos de la ofensa.

Cuando ya no estemos físicamente aquí, permanecerá el daño causado ya en el papel, ya en la pantalla, ya en las redes..., sobre todo en el corazón de las personas aludidas. No es sólo abrazar un noble ideal, es encarnarlo, dignificarlo, portarlo con una envoltura a su altura; es brotar un verbo digno de él.

Valladolid 15 de Octubre de 2022
www.koldoaldai.org

 
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