Si no hubiera visto a esa "sangha" maravillosa que canta, rÃe, medita y camina junta, seguramente me seguirÃa diciendo que estábamos listos, pero llegaron los monjes poniendo todo patas arriba. Les perseguà de una ciudad, de un asfalto en otro. No les perdà un instante la atención. Les vi una y otra vez cantar como un sólo ser; juntar todos al unÃsono sus manos en una devoción sublime y terminaron de noquearme, de vapulear mis ya resquebrajados esquemas comunitarios. Todo empequeñeció de repente ante aquellas melodÃas de otro mundo, ante tamaño alarde de amor, servicio y compasión. Delante de uno y otro estrado me vi desandando etapas, reorientando proyectos, apaciguando atropellos. El suave y conmovedor "Avalokitesvhara" quebró una masa, un cemento que parecÃa cuajado, pero sugirió fórmulas más sólidas y perdurables. Buena parte de la culpa la tienen esos oportunos "monásticos" que han obligado a revisarlo todo. Lo hemos intentado y no lo hemos logrado, por lo menos en primer asalto. Siento una gran liberación al reconocer cierto fracaso, seguramente porque Dios nos dará fuerza mañana para volvernos a levantar con más luz, con más fuerza, con más humildad. Lo hemos intentado, pero por ahora no lo hemos conseguido. Nos faltaba seguramente más piña entre nosotros y más monedas en el bolsillo. ¿Parimos sueños demasiado grandes o nuestro grado de preparación y unión mutua todavÃa era pequeño? No sé porqué me asalta tanta liberación al teclear estas letras. Seguramente nos terminó de agotar ese tono siempre tan triunfante. La serena tarde agrieta paredes interiores. Por una rendija se escapa esta brisa de sinceridad que roza la debilidad y sin embargo sobrevienen toneladas de paz. ¿No sé de dónde llega esta liberación, esta repentina tranquilidad? Será por volver a la ventana, por el tiempo libre que se abre ahora por delante, será por las flores que le llevaré a ella, por esa luna de miel tardÃa que disfrutaremos juntos… A fe que lo intentamos, ¿pero era llegada la hora? Lo dimos todo, pero seguramente ese todo no ha quedado en nada. Queda el proyecto, quedan los ideales a falta sólo de ladrillos y argamasa, a falta de unas voluntades más unidas y unas almas más maduras. El Cielo me perdone si este desnudo es demasiado integral, si el "face" refuerza en exceso la personalidad, si este confesionario es de otro templo..., pero quizás ocurra también que estamos en una misma sintonÃa, implicados en un mismo y superior Afán y que los errores que cometemos unos pueden servir para no repetirlos otros. Hay un hermano que ya está ordenando piedras en una montaña perdida de Galicia, seguramente iré a ayudar también a ese entrañable loco. Al final el bandido de él tendrÃa la razón. Su piedras se van abrillantando, sus techos cobijando. Al final las ruinas entre la niebla, la vieja casa del Camino van poco a poco prosperando. ¡Bendito sea Dios! |
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