Ves caer por el goteo el antibiótico y reparas en que otros pelean por ti, en que la Vida de forma pacÃfica y silenciosa pelea por ti, te sostiene. Tú puedes descansar. Miras por la inmensa ventana y te sientes en paz, protegido, asistido. A la postre igual lo que uno necesitaba era grandes dosis de silencio, de paz junto a una gran ventana. La Vida es como ese goteo intravenoso que no nos abandona. Solo una gota por observar, sólo un nuevo carácter a forjar, sólo un timbre que sonar cuando la botella se acaba. La paz sea en nuestro corazón, cuando haya que haya que abandonar cuerpo, cuando el último goteo se agote. Aquà y ahora solo una vida por repasar, solo un futuro para enmendar. Las sábanas están blancas, recién lavadas, la montaña verde y el cielo azul, aún muy claro. El jardÃn está lleno de flores que escalan hasta la habitación y pujan por saludar y perfumar. La enfermera se acerca con el nuevo goteo en una mano y la sonrisa en los labios. Yo doy gracias a Dios por seguir respirando en esta tierra bendita. ————— DebÃa estar a ochocientos kilómetros de mi casa y sin embargo la fiebre me mantiene preso, encerrado con la cerradura abierta y la llave en el coche. La fiebre me frÃe, pero no me deja irme con ella, más allá del cuerpo. DebÃa estar dando vueltas a una baterÃa de pucheros, pero el brazo, el cuerpo entero, se han declarado en huelga. No protesto; la deuda no se limpia si media la queja y yo quiero blanquear expediente, aunque sea a costa de más noches de silencio y sábana ardiendo. Nada ocurre por casualidad. Igual era otro el que debÃa atinar con la sal y la pimienta y remover los pucheros; otro el que debÃa atravesar raudo y feliz la penÃnsula con los menús en la cabeza, jugando con paladar y salud en la punta de la imaginación... Tecleo porque no aprendà otra forma de volar. Escribo porque no tomo analgésicos, porque compartir esperanza y fe no tiene contraindicación alguna. Os cuento, porque sembrar confianza en que todo lo que nos ocurre, debidamente reciclado, es para nuestro bien y progreso, eleva el bienestar y baja el mercurio de la temperatura. ————— Gracias de corazón por los deseos de pronta recuperación y las muestras de cariño aquà manifestados. No podré responder los mensajes. Ha comenzado la mejora. Se trata de una infección respiratoria (neumonÃa) que ya me están atajando con antibiótico intravenoso. Estas situaciones, estas posibilidades de compartir, nos devuelven a la sensación de comunión; nos reafirman en la identidad de comunidad ancha y fraterna, comunidad que trata de servir a la Vida, que ensaya la Vida grande, luminosa, excelsa aquà en la tierra. Pueda yo estar a la altura cuando otros/as atraviesen semejantes apuros. Mila esker bihotz bihotzez zuengandik jaso ditudan hitz atsegin guztiengatik. Mundu berri bat elkarrekin eraikiz darraiagu. Barrun barrundik ateratako besarkada pottolo. Después de todos los cuidados y atenciones recibidos, pueda ser yo también útil con este cuerpo, en medio de esta humanidad urgida. Pueda ser yo alivio y amparo, pueda ser refugio y consuelo. Pueda yo devolver en mayor medida de todo lo recibido. Podamos servir a la Vida que todo lo abarca; a su Plan Divino que nos desborda. Podamos ser referentes de buena voluntad, agentes para el progreso de los superiores valores en medio de nuestro mundo necesitado y afligido. Ése es mi sentido deseo al abandonar el hospital, al doblar despacio la ropa y hacer la maleta de vuelta a casa. Despido a los árboles y a las flores de la ventana, a los devas y custodios de este lugar de sanación. Aprieto sentido la mano de mi compañero de habitación, despido agradecido al personal y al médico y tomo dirección de la paz, última estación de ajuste y rehabilitación antes de volver al mundo. ¡Gracias de todo corazón por todo vuestro apoyo sostenido! Eskerrik asko bihotz bihotzez zuengatik jaso dudan laguntza guztiagatik! —— Leo la vida del Buda Gautama, Sakiamuni, (“Las tres joyasâ€. AgustÃn Pániker. Editorial Kairós) y de otros Grandes Seres. La frente no deberÃa arder para acercarnos a testimonios tan edificantes. Leo el legado de los Grandes Maestros que siempre han sido, que nos han precedido, que son nuestra razón y norte. El mercurio no debiera escalar tanto para acercarnos a estos Seres que todo lo dieron en favor del progreso de la humanidad. Silencio, libro y ventana es el glorioso trinomio que no debiéramos postergar tan menudo. Necesitamos del testimonio de las Grandes Almas que no fueron para ellas, que lo fueron todo para los demás. ¿Que más pedir sino esa paz, ese zumo de frutas revitalizante sobre la mesa, esas páginas sagradas sobre las rodillas? Nutro un cuerpo adelgazado, sobre todo un alma desmemoriada que necesita de referentes verdaderos, del legado de otros Hermanos de carne y hueso que anduvieron nuestros mismos caminos de polvo, también de polen; que atendieron las mismas pruebas, que se dieron por entero. Un dÃa triunfaron, no sobre nadie, sino sobre ellos mismos y alcanzaron la santidad, que es otra forma de llamar a la Realización. Dejaron la condición humana y pasaron a engrosar la gloriosa Familia de las Almas Ascendidas. A esa puerta un dÃa nosotros/as, cansados, pero felices, a la vuelta de muchas fiebres, azares y ventanas diferentes también llamaremos. Artaza, "DÃa sin tiempo", 25 de Julio de 2019
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