Desde ese tacto supremo y escrupuloso queremos hablar de la sugerencia de avanzar en el desapego de la envoltura corporal una vez que ha cumplido su cometido. ¿Cuántas veces nuestro espÃritu no se ha vestido con otros cuerpos? ¿Cuantas veces no lo haremos de nuevo? A las dos semanas del lamentable accidente, Euskadi entera vive pendiente de las excavadoras. El esfuerzo es gigantesco, el alarde de medios invertido incalculable, pero a lo sumo, tras larga búsqueda, las grandes máquinas sólo encontrarán los cuerpos, las urnas, las envolturas de los espÃritus de esos infortunados trabajadores. Nada más. Somos espÃritu que circunstancialmente nos revestimos de materia para evolucionar. Ojalá den con los cuerpos para que los familiares y amigos descansen en paz cuanto antes, pero ojalá podamos dar también un paso en el desapego de las vestiduras carnales cuando éstas han concluido su misión. Hemos de entregar y a agradecer a la Madre Tierra los materiales que nos ha cedido para poder lanzarnos a la aventura evolutiva, pero también podemos aceptar que en ocasiones nos los esconda, que los entierre en su seno sin que nosotros seamos quien los recojamos, los guardemos en una caja de madera y les demos sepultura. Lo que importa es la actitud de las almas que se quedan y que agradecen y que desde aquà abajo alientan el vuelo más alto y luminoso. Goian bitez! |
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