Todo un pasado se derrumbaba al paso de sus altos tacones y ella no temblaba. Después dicen que no evolucionamos, que no hay avances sustanciales en el progreso de la conciencia humana. Quien diga que la historia no avanza que recuerde a Queipo de Llano, a Millán Astray,…a los generales franquistas que anteayer glorificaban y daban vivas a la muerte. ¿No será más bien que colocamos titulares donde no debiéramos? Pero después esa mujer abrió los labios y comenzó por ellos a destilar un discurso firme y a la vez tierno, a imbuir sus alocuciones castrenses de una sorprendente carga maternal. Rebajó la adustez militar con su mirada cálida, con su verbo sensible. Entre los toques de corneta sonaba un discurso amable, sin embargo a la ministra no le ha faltado ubicación, ni pies en la tierra. Era gratificante ver a los militares atentos a sus sentidas y sinceras palabras de aliento y ánimo. La madre con su niño ya en el hogar, acogió en su regazo a un ejército de soldados que comenzaban a servir a la vida y a la solidaridad. Les arengaba y sus palabras salÃan del alma. Se puso el chaleco antibalas y marchó a los frentes en los que se defiende a los desprotegidos y se vela por sus derechos. Hablaba desde bien adentro y ahà fuera todos se le cuadraban. Al dÃa de hoy no se ha volatilizado la ternura de sus discursos y ellos la siguen obedeciendo. Ahora esa mujer se predispone a presentarse a las primarias socialistas y las últimas encuestas le auguran muy buenos resultados tanto en esas primarias, como en una probable confrontación con Rajoy. Si Carme Chacón llega a la Moncloa, un necesario tsunami polÃtico está asegurado. No es principalmente una cuestión de la personalidad. No se trata tanto de la singularidad que encarna la dirigente polÃtica en sÃ, sino del cambio enorme que el progreso de su arquetipo representa. La virtual irrupción de esta lÃder en las más altas instancias de gobierno del Estado implicarÃa la plena entronización de los valores femeninos en uno de los reductos más masculinos y duros de la actividad humana. Ella tiene la particularidad de no haber dejado todo el candor de su artillerÃa femenina al asumir gobierno de las artillerÃas de tierra, mar y aire. No se le han caÃdo las pulseras y collares al tomar el mando de las Fuerzas Armadas, más al contrario las trata de imbuir de valores generosos, de ideales altruistas. Acaban los himnos que llaman a la guerra, pero ella toma la palabra y se expresa la dadora de vida. Felizmente hay genes que no perecen en medio de los cuarteles. Estas son las revoluciones que no abren los telediarios, pero que sà nos cargan de esperanza. Esta revolución no estriba precisamente en el hecho de que una mujer pueda alcanzar la presidencia de una nación. Hay de ello abundantes ejemplos en el mundo, sin embargo la inmensa mayorÃa de esas mujeres han desembarcado con sus pantalones bien planchados, con su voz ronca, con su rostro de acero. No hubo revolución alguna en sus paÃses con Golda Meir o con Margaret Thatcher…. La primera llevó el dolor y la guerra injustificada a las arenas del desierto, la otra a lejanas islas. La revolución fue por ejemplo con una Michelle Bachelet, otra mujer desbordada de generosa energÃa femenina que principalmente hablaba para reunir a los confrontados, para inspirar comunes metas e ideales, para armonizar intereses, para elevar miradas y despertar en Chile un corazón unido. En nada progresamos con que el presidente tenga nombre de mujer, el progreso radica en impregnar de esos valores y energÃa femenina el severo arte de la polÃtica. Es el equilibrio entre esos principios femeninos de acogida, acercamiento, comprensión…, y los masculinos de iniciativa, fuerza, coraje…, el que nos proporciona una fórmula adecuada de gobierno. El ejército español ha significado en el pasado la absoluta negación de esos valores femeninos y ahora una mujer que habla desde su corazón de madre es la que lo dirige. Me perdonen las feministas. No sé si en un futuro de plena incorporación de la mujer a las tareas del poder, el comandar los ejércitos es su roll más adecuado. Veo más a ella en el también necesario, y ojalá no lejano, reto de merma o liquidación de los ejércitos. A veces hay una ternura que, por más que quisiéramos, no se puede derramar por unos inevitables campos de batalla. Hay momentos, coyunturas duras que limitan el quehacer de una madre y su infinita carga de amor. Al pie de la cuna se libra, al fin y al cabo, la más noble batalla por la vida. No obstante, nos alegramos de que una mujer afectuosa y amable dirija hoy unas Fuerzas Armadas volcadas en misiones de paz y de fomento de la solidaridad internacional. Más allá del gobierno del ejército, la actual ministra puede llegar a gobernar la nación. Este género de desafÃos inyecta pasión a la polÃtica, en medio del aburrido y poco edificante rifirrafe del dÃa a dÃa. No se interpreten para nada estas lÃneas como guiño a una formación polÃtica, hay tremendas y recientes decepciones de las que costará recuperarse. Pero sà guiño a una nueva forma de gobernar que busque el encuentro, la armonización de los contrarios, la humanización en general de la función pública; sà constatación ilusionante de que la energÃa femenina, durante milenios, desterrada, culpabilizada, ninguneada…, puede alcanzar las más altas cotas de gobierno del Estado. Chacón en la Moncloa representarÃa, en buena medida, el avance de esa conspiración amorosa, candorosa, femenina que desborda la ideologÃa. Nos costó también en su momento creer que Obama podrÃa alcanzar la Casa Blanca, pero hoy es el dÃa que nos podemos desayunar con nuestros más elevados sueños hechos realidad. Una suerte de ternura va camino del máximo poder del Estado de la mano de esta joven dirigente catalana. Ojalá podamos también ver ese difÃcil recorrido el próximo año culminado. Post data sobre el artÃculo Puedo reconocer y reconozco, que el artÃculo abrigaba un exceso de halago hacia la ministra Carme Chacón, puedo reconocer y reconozco que en realidad volqué en él más lo que quisiera ver en esta mujer, que lo que  hasta el momento ha manifestado, que tampoco es poco. Puedo reconocer que el argumento, como todos los que siempre utilizo para auspiciar fe y esperanza, estaba en esta ocasión algo forzado. Puedo reconocer y reconozco que por muchas ganas que uno albergue de pregonar buena nueva, hay veces en las que es preferible aguardar a que los anhelos encarnen, so pena de resbalo. Por último puedo reconocer y reconozco, que aunque mediara un deseo sincero de promoción de valores, en algunos aspectos he podido sà extrapolarme, pues la realidad seguramente no se constate tan luminosa como la presenté. Agradezco en este sentido todas las llamadas de atención. No puedo entrar en más debates. Apenas ocasión para largar invitación a reconstruir, desde una pluralidad convergente y armonizada, el nuevo mundo en el cada vez haga falta menos espacio para los ejércitos, las armas… Invito a soñar con una nueva forma de gobernar en la que los valores de la comprensión, la acogida del contrario, la compasión, por qué no de la ternura, estén un poco más presentes. Abrazo sincero a todos/as |
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