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Dueños de nuestros destinos

A propósito de la huelga de hoy  
Lo lamento. No tengo interés en esta huelga. Lo digo sin vergüenza, ni pudor. No estamos de vuelta de nada. No estamos afiliados a la patronal, ni a la formación en el poder. Nunca la esperanza pulsó con tanta fuerza en nuestro interior. Conocemos los grilletes en las muñecas, las largas noches en los calabozos. Hemos salido cientos de veces a la calle, pero nos jugábamos algo, había ideales.

"La culpa siempre la tienen otros…" Si siempre echamos la responsabilidad a terceros estaremos siempre a su albur, nunca nos haremos los dueños de nuestros destinos. Salir a la calle tras manidas consignas que vienen de centrales lejanas es sencillo; lo difícil es tomar verdaderamente las riendas, la responsabilidad de nuestro propio futuro.

¿Es que no podemos comenzar aquí y ahora a levantar el otro mundo? ¿Es qué es tal la axfisia, la explotación que no hay margen alguno para erigir la alternativa? ¿Es que no hay resquicio y sólo nos queda cruzarnos de brazos, o lo que es casi lo mismo, llamar a la huelga? ¿Es que la “matrix”, es que el sistema cierra absolutamente todas las puertas, todas las posibilidades? O es por el contrario que “combatimos” el sistema, pero seguimos obedientes sus códigos. A la hora de la verdad nos regimos por sus pautas. Nos clavamos durante horas antes su pantalla tonta, compramos sus productos adulterados, nos entrenemos con su ocio alienante, nos “curamos” con sus pastillas, nos encerramos en sus hospitales, en sus centros comerciales, en sus pabellones de fútbol..., pero sí, el 14 de Noviembre nos pondremos pañuelito rojo al cuello y saldremos a pasear por la Castellana de nuestra población, cargando contra el gobierno y el sistema.

¿Hasta cuándo este juego de pretender engañarnos a nosotros/as mismos/as? ¿Y si el sistema fuera el conjunto de nuestras individualidades regidas por patrones de materialismo, miedo y egoísmo? ¿Hasta cuándo esta pantomima que pospone una y otra vez nuestra hora, que nos evita asumir nuestro verdadero desafío de un cambio radical y profundo, que si en algún lugar ha de empezar es por nosotros mismos?

Asaltemos los páramos vacíos, sedientos de utopía, no necesariamente los Palacios de Congresos. Se nos puede espetar lo de “esquiroles”, aunque nuestros sueños jamás se desinflaron. Quizás sí otra ruta, otro itinerario, el de saludar al sol, los reinos y la vida cada mañana, el del pan horneado y el otoño a la puerta, el del cooperar y el compartir, el de las actitudes que se pretenden coherentes, el de los gestos cotidianos…

El sistema será siempre lo fuerte que nosotros queramos. Sólo se alimenta de nuestros temores, de nuestras incapacidades e irresponsabilidades. Cuando no compremos sus alimentos contaminados, cuando no corramos a sus hospitales al primer catarro, cuando apaguemos la caja tonta, cuando nuestros niños cultiven su alma, no sólo su memoria, cuando se cierren las plazas de toros y los mataderos, cuando los huertos ecológicos aparquen los tractores que contaminan la tierra, cuando pedalear sea dirigirnos a nuestros destinos..., entonces sí, estaremos haciendo historia, afirmando futuro. Entonces llámame, llámanos... Entonces sí iremos juntos, pero lo siento hoy no cogeremos la bandera roja, hoy encenderé el fuego al atardecer y seguiré soñando que contigo, compañero, compañera, otro mundo solidario y fraterno es hoy aquí posible.

 
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