Reconciliación no es olvido, es reconocimiento de la parte que nos incumbe en los tropiezos del pasado. Reconciliación no es "borrón y cuenta nueva", porque siempre estaremos a la caza de las imprescindibles enseñanzas que nos pueda deparar la historia. Reconciliación es voluntad de remontar la noble y generosa cima que a todos, sin excepción, nos habita, es la deuda siempre pendiente con las generaciones que están llegando. A la vuelta de esas décadas convulsas nos aguardan, como no podÃa ser de otra forma, nuevos abrazos. Abrazo del centro a la periferia, (no sólo deseo de sujetarla); abrazo de los que tenemos hogar a los que llegan nadando; abrazo del progreso con la Tierra nuestra Madre, abrazo de los que más tienen con los que menos… Nos resta mucho por abrazar. En realidad sólo la perenne disposición al abrazo podrá dispersar los fantasmas del futuro. Por eso nadie deberÃa aventar cal viva en el Congreso. A los universitarios más inquietos tampoco procede facilitarles gasolina verbal. Consumado el jaleo antidemocrático, una censura a tiempo hubiera salvado el tipo a los dirigentes de “Podemosâ€. Cada dÃa nos reinventamos, cada dÃa comienza un tiempo nuevo. No procede sacar a pasear los viejos fantasmas, si en verdad deseamos sentar las bases un nuevo escenario polÃtico. Si desenterramos todas las "cales vivas", ¿qué será de nosotros y de nuestra convivencia? Nada debiera impedir a Felipe González disertar en la Universidad. En algún momento será preciso pasar página, abrir capÃtulo. Tuvimos en nuestra cuadrilla de jóvenes de Donosti un amigo que se nos acercó a compartir salidas a la montaña, Ramón Oñederra de Azkoiti. Desbordaba humor y ganas de vivir. Lo acribilló los GAL en la barra de un bar de Baiona donde después servirÃa. No seré de los que desentierren "la cal viva". El GAL fue un mayúsculo error, pero la ETA de los "años de plomo" no lo fue menos. Vamos a enterrar las cales vivas de uno y otro lado. Vamos a plantar la bandera del "nunca jamás" sobre la colina de nuestros errores colectivos. Vamos a abrir las tribunas a todos los oradores. "Podemos" se hunde desenterrando esos pasados. Nosotros pensábamos que era una fuerza que miraba al viento, que apostaba por el futuro… "Podemos" se pierde abriendo heridas. Sólo triunfarán, en el nuevo marco polÃtico, quienes se acerquen con voluntad de cerrarlas. Podemos ser ungüento, no sal sobre nuestras heridas colectivas. Podemos seguir buscando cal por las cloacas, por los páramos de la oscura historia, o reencontrarnos con la nueva esperanza que aquà y ahora está naciendo. La cal ya estaba bajo tierra, la hemos ido enterrando a cada gesto de acercamiento al contrario; la cal ya estaba muerta, como muertos polÃticamente estarán quienes se empeñen en aventarla. * En la imagen, abrazo matutino en nuestro campamento de Urbasa 2016 |
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