La auténtica cima, la valentÃa verdadera la puedes conquistar con esa petición de perdón brotada desde lo profundo del alma, que queremos seguir aguardando. He ahà el real desafÃo, la suprema apuesta: el dominio, no tanto de la boca del estómago, sino de la del orgullo. Apenas unas breves palabras en ese sentido por tu parte hubieran bastado para abrir tantas puertas a la esperanza en nuestro paÃs. Si el coraje de tu perdón, desde tu lugar de liderazgo y con tanta atención mediática, se hubiera manifestado habrÃas empezado a sentar las bases de la anhelada reconciliación. Saludamos, como no podÃa ser de otra forma, la decisión del Gobierno español de trasladarte al hospital de Nuestra Señora de Arantzazu por razones humanitarias y en aras a bajar al tensión polÃtica. No cuestionamos vuestro pequeño triunfo, pero pensamos que merecemos todos ya una fiesta más ancha, fiesta de la definitiva paz, victoria de la convivencia de todos. Llevamos ya demasiado tiempo con victorias de los unos sobre los otros. Parco logro, de todas las formas, al arrancarte los tubos, limitada conquista al privar a tu boca de todo alimento. Os resta ese logro de mayores dimensiones. El verdadero triunfo es sobre el ego personal que aún te impide pedir perdón a los familiares de las 25 vÃctimas que llevas a la espalda. El perdón es pasaporte a la historia, no sólo a los anales de la patria pequeña y particular, si no a los de una humanidad dispuesta a superar por siempre el sangrante paradigma de la cruel confrontación. El perdón y la reconciliación es la exclusiva puerta a un futuro de paz y sana convivencia en el PaÃs Vasco y en toda España. Los violentos tenéis la llave y no podemos girarla por vosotros. Ninguna patria se puede levantar sobre los cimientos falsos del odio y del resentimiento. La vuestra se desplomarÃa también al primer viento del Norte. Sólo el perdón y la reconciliación sientan las bases de un proyecto colectivo, del mañana de una comunidad que avanza por la vÃa de la cooperación y la solidaridad con comunidades vecinas. Ojalá ese perdón necesario alcance un dÃa tus labios. Te estarÃamos sinceramente agradecidos. |
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