Hay libros predestinados que llegan a tu vida dispuestos a operar en ti un cambio profundo. ¿Hasta dónde será capaz este lÃder espiritual francés, promotor en Occidente de la doctrina ghandina del Ahimsa o la no violencia, de condicionar nuestro futuro? Lanza pasó meses con Ghandi en su asrham. En un porche estiraban las esterillas y dormÃan unos al arrimo de los otros, hombres y mujeres en un clima de suprema pureza. Lanza se levantaba a la noche sólo para ver dormir, a la luz de la luna, a aquel hombre santo que tan honda huella dejó en su vida. Ghandi, Lanza no proclamaban un cambio de gobierno, sino de civilización, por eso empezaban por ellos mismos, por eso sus vidas eran un ejemplo de simpleza, austeridad y responsabilidad. Ellos se tejÃan sus mismos vestidos. Termino el libro en Port Said, dejo a Lanza en vÃsperas de embarcar para Génova desde donde correrá a ver a su anciana madre. Agoto este relato maravilloso justo en el momento en que el Syriza y su principio de lucha contra la austeridad alcanzan el poder en Grecia. ¿Qué pasa que no me conmueve el discurso de este primer representante de la izquierda radical que logra la presidencia de un paÃs? Le oigo hablar, pero en mis oÃdos suena la rueca de Ghandi y del propio Lanza. Definitivamente me quedo con esa clase de hombres que son fieles a sus manos, a su espÃritu, a sus principios, no a una ideologÃa complaciente con nuestras limitaciones. Lanza supo que habrÃa de sembrar el grano de la esperanza en la tierra más ingrata, la suya. Por eso volvió a Francia, venciendo la tentación de quedarse en una choza, con una rueca. En el camino le es revelada su excelsa misión. ¡Que a los aprendices de vida comunitaria, a los albañiles de las nuevas fraternidades del presente, no nos pase desapercibida su reflexión sin tiempo!: “SabÃa que para dar vida a esa verdad era inútil exponerla en libros, publicarla en conferencias o en discursos, teorizarla y polemizarla; que es inútil dirigirse a los curiosos que leen, que es inútil dirigirse a las multitudes que aúllan y olvidan. Pues se trata de una verdad que sólo puede conocerse ejercitándola, que sólo puede enseñarse ayudando a otro a ejercitarla. Era preciso por consiguiente, fundar una fraternidad de hombres ligados por votos solemnes en el propósito de aprender juntos a vivir según la regla del Ahimsa y el Sanyashin; hacerla prosperar en la pobreza y los trabajos arduos y crecer en la independencia, para que con el tiempo y la ayuda de Dios, sin provocar la revuelta, ni forzar el destino, transformara infinitamente las revoluciones sangrientas y el encadenamiento de las guerra.†El libro del que está extraÃdo este breve texto es anterior a la segunda guerra mundial. Después de la gran contienda empezó la siembra en Francia. ¿Cómo caminarÃa, cómo observarÃa Lanza el mundo de nuestros dÃas? La pregunta es ineludible, si algo más que la simple curiosidad nos ha impedido soltar el libro hasta acabarlo. Los Maestros que no alcanzan fÃsicamente nuestros dÃas, nos dejan que nos las compongamos solos con el presente. Las grandes luminarias se retiran a tiempo para comprobar si la esencia de su mensaje, siquiera con otra formas y ritmos, ha conseguido arraigar en nuestro interior. ¿Será por casualidad que la propia Francia nos ofreciera después otros dos grandes gigantes como Thich Nhat Hanh y Omraam Mikhaël Aïvanhov para que no acusáramos tanto el sentimiento de orfandad? Desde aquà animar a los queridos amigos de Séneca, Javi a la cabeza, a rescatar esta joya de la literatura espiritual de nuestros dÃas. Hemos frecuentado a muchos comandantes siderales, hemos agotado nuestros ojos leyendo a los arturianos, pleyadianos y habitantes de otras galaxias…, pero a la vuelta de las estrellas nos tocaba reconciliarnos con nuestra propia tradición, con los valientes que se descalzaron los pies y marcharon tras sà mismos. Antes de remontar las estrellas quizás deberÃamos peregrinar descalzos hasta nuestras propias Fuentes. Gracias de corazón Pili y Polo, compañeros del Arca, por haberme prestado esta joya. *Lanza en un posterior viaje a la India en los años cincuenta |
|
|
|