Dejaremos el hábito de imponer y tomaremos el hábito de callar, de aprender de todo lo puro, lo genuino, lo sagrado que salga a nuestro paso. Cada dÃa mudaremos. Que podamos saludar el sol de cada mañana sencillos, humildes, desnudos de creencias absolutas y catecismos medievales. Que cuando de Arriba nos llamen se hayan caÃdo, se nos hayan deslizado por el cuerpo todos los hábitos,  que nos encuentren vacÃos, por supuesto de abalorios, pero también de dogmas y cultismos, de interesadas verdades, de lastrados conocimientos.  Nos habremos de desnudar siempre un poco si de verdad queremos avanzar al encuentro del otro. Desnudos ante Jesús, desnudos ante Dios, empezaremos de nuevo. Al desplomarse lo viejo, nunca nos debe faltar la fuerza y la fe para comenzar de cero. Aprenderemos de nuestros  errores, de cuando pensábamos que el mundo debÃa mirar con nuestra mirada,  cuando creÃamos que  las únicas colinas sagradas eran las de Samaria y Galilea. Jesús, nuestro Jesús no creó institución alguna, sólo nos contagió acogedora y tierna mirada, sólo creó linaje de puro e incondicional amor.  Crearemos nueva Iglesia, red de comunión, amplio cÃrculo de fraternidad, Joxe; nueva Iglesia sin muros, ni defensas, una nueva casa de anchos aleros. Los pájaros  de AsÃs  volarán a nuestro tejado, quiero decir, al tejado de todos, de todos los hombres y mujeres de buena  voluntad, al tejado compartido con todos los credos auténticos. Y en su sencillo altar, los libros sagrados de las grandes tradiciones. Como en Vitoria, ¿te acuerdas, Joxe...?  Construiremos nueva Iglesia, una alianza de universal amor, tal como Jesús nos enseñó. Construiremos  nueva  Iglesia con  jerarquÃa que sólo sabe de servicio y entrega, que se remanga la camisa y lava los pies y las frentes, los vasos y los platos, jerarquÃa que escucha, comprende y después comparte.  Construiremos nueva Iglesia con Su Soplo, Joxe. Sin Su Aliento de Eterna Vida no somos nada. La construiremos en consonancia con el valor excelso de la unidad en la diversidad, unidad en la esencia, pluralidad y riqueza en las formas. De pronto sólo veremos en esta vida los cimientos,  pero se expandirá esa nueva hermandad hasta el último rincón de la tierra, porque es la nota de este  nuevo y glorioso tiempo, porque nada se puede sostener en el futuro, si no es en esa superior unidad.  No haremos  leña del pasado. Cada  quien se  envuelve en las llamas que enciende. Cada quien  labra  su propio  futuro. Cada quien su cárcel o su templo. Nuestro templo nuevo no admite ninguna piedra de rencor. No confrontaremos la Iglesia de ayer, la de los dÃas contados, la de "tú para América porque me resultas incómodo"... Crearemos una nueva. Cada quien responde sobre cómo resuelve  sus "incomodidades"... Hay demasiado horizonte por delante para vivir mirando hacia atrás.  Construiremos una nueva Iglesia, Joxe, y habrá muchos colores, muchas lenguas, muchos cantos  y en medio  del cÃrculo ancho, amplio, verde, tú nos hablarás  de Jesús, de Francesco y de sus pájaros. ¿Como en el cÃrculo de Estella, te acuerdas…?  Triunfan quienes ceden. Ceder no es rendición. Es dar la pompa y el privilegio, es regalar la “última verdad†y los altares de oro… Nosotros nos vamos junto al rÃo en el que te conocimos. Allà sólo verde y ancho prado, sólo una llama de amor, sólo corazones reunidos.  La historia se repite una y otra vez. Conocemos ya el relato de un clero imponiéndose a la fuerza en el territorio libre de las almas. ¿Cómo moverse y servir en una casa en la que ya no hay aire, o lo que es lo mismo, libertades? Volvamos al campo también desnudo, para ellos la mitra y el trono, la prole silente y el micrófono único.   Crearemos una nueva  Iglesia y  tú nuestro  franciscano sin sotana... Nos acercamos ya con los pies desnudos, con el alma en la mano. Ya vuelan los pájaros de AsÃs al nuevo alero... Ya vuelan a nuestra  nueva casa, vienen  a quedarse. Creo que vienen por tiempo. |
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