El morado se apeó ya de solapas y balcones. Las gargantas descansan tras haberse vaciado. Las calles se despejaron de almas anhelantes de algo nuevo. Está bien bien la huelga general, la protesta ingeniosa, la pacÃfica y alegre manifestación afuera..., pero no deberemos olvidar que las verdaderas transformaciones se dirimen adentro, en un asfalto más Ãntimo. Una pancarta sólo da pistas, difÃcilmente abarca todo lo pendiente. Aún será necesario protestar en el exterior, pero la verdadera protesta la hemos de llevar a nuestras instancias más interiores, a nosotros/as mismos/as, por todo lo que aún nos falta por Ser, por crecer, por desarrollarnos en amor, en solidaridad, en perfección… Implicados verdaderamente en la evolución interna, todo se dará por añadidura. El delantal no colgará en el balcón, porque todos/as nos pelearemos por él. Todos querremos dar lo más y lo mejor de nosotros mismos, incluso fregar el water, hacer las labores más ingratas..., para que no las tenga que hacer ya nuestra compañera, ya nuestro compañero. A la postre no es una cuestión de género, sino de aflorar de un alma que no es ni hombre, ni mujer. A veces venimos a la tierra con vulva, otras veces lo hacemos con pene. Asà alternativamente, por lo que no conviene la identificación excesiva con nuestra última vestidura. |