Al término de su orgÃa de balas y sangre, debieron gritar "Al lah es grande". Era el sello mÃstico de su "hazaña", la pretendida justificación sublime de tamaña brutalidad. Una vez vaciado todo el cargador, quizás les alcanzó incluso cierta paz de deber cumplido. SÃ, Al lah es grande, muy grande, infinitamente más grande que quienes en Su Nombre ametrallan a dibujantes armados con su solo lápiz. Al lah es grande y compasivo y por eso está horrorizado. Al lah también pinta y dibuja en paleta de los colores inimaginables, en lienzo sin marco, en afán sin tregua, por eso ama la libre creación. Lápiz también en mano, Al lah se aplica en expandir la vida, jamás invita a cercenarla. Al lah proclamó que la "yihad" era contra uno mismo, pero ellos rebanan cuellos ajenos, disparan contra pechos inocentes. Al lah se divierte con las crÃticas más mordaces, con las viñetas más satÃricas, pero no asà quienes proclaman ser sus más fieles servidores. No debiera haber lÃmites al humor en una sociedad libre, en un mundo de hermanos. Encajar cualquier tipo de sátira, hasta la más puntiaguda es sÃntoma de una emocionalidad controlada, de un elemental nivel evolutivo. Sin embargo hay humanidades aún muy lejanas de ese nivel en que la mofa no llega a afectar bajo ninguna de sus formas. |