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COMPASIÓN, NO RESENTIMIENTO

Iba en el contrato de vida. Hemos de asumir que nuestra querida humanidad es muy diversa; que hemos decidido encarnar en una escuela de vida con muchos niveles de evolución. Hemos acordado venir a un planeta con seres muy desarrollados, al tiempo que con otros que lo son menos. Hay quienes van por delante de nuestros pasos, los hay también por detrás.

Quienes nos aventajan serán nuestro ejemplo y referencia, dispensarán altruismo, generosidad y ejemplo, mirarán preferentemente por el bien colectivo, antes que por el personal. Nos congratularemos con su compañía.

Quienes nos siguen bien detrás es probable que traten de aprovecharse de nosotros, de abusar o por lo menos no comportarse debidamente. Nos pondrán constantemente a prueba. No debiéramos maldecir su compañía, también los necesitamos para evolucionar. Ellos posibilitan que se despliegue la fuerza de nuestro amor.
Con los primeros toca aprender, con los segundos aflorar compasión, nunca resentimiento. Iba en el acuerdo antes de encarnar. Ahora no vale rebelarse con la partida ya bien avanzada. Es algo sencillo, algo elemental, disculpad que lo escriba. Hoy necesitaba recordármelo urgentemente a mí mismo. A menudo los beneficios en las relaciones debieran servir para neutralizar los disgustos. El día tiene por costumbre equilibrar a la noche.

 
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