Con todo los respetos, pensamos que Madrid hoy no está a la altura de los tiempos. Se ha quedado varada en la historia, poco más delante de aquel Noviembre en que expiró el dictador. No pasa el exigente text democrático que demanda el presente. Lo decÃamos ayer: “Es preciso que España se desquite de una vez por todas de ese pasado oscurantista de pensamiento único, de esa historia de cortijo e Inquisición y apueste por la catarsis, por desnudarse, por confesarse. España puede hacer su terapia tantas veces postergada y sacudirse sus señoritos, sus tutores, dictadores y caudillos.†Como ese ejercicio no acaba de llegar, Catalunya opta entonces por escaparse. Barcelona saca las urnas, Madrid ataca. Ergo cada vez somos más los que pensamos que la solución ha de ir por el camino de ampliación de la democracia, por la concesión amplia y no cicatera de autonomÃa. Aquà y en Catalunya hay mucho, mucho hastÃo de la cerrazón y el centralismo del Estado. Son muchos años desoyendo mayoritarios clamores, son muchas décadas frenando transferencias, impidiendo que cada quien se acomode a su gusto dentro de la casa común. Muchos vascos y catalanes no quieren marchar, quieren un ancho hogar donde respirar en verdadera libertad, sin embargo no se observa intención de apertura, cambio de actitudes. El inmovilismo del actual gobierno es una bomba de relojerÃa. Avanzar en las libertades es la única forma de evitar la fuga de catalanes y vascos. Sin embargo Madrid no mueve ficha y el tiempo para evitar el choque de trenes se acaba. Es preciso articular una mayorÃa en el Estado a favor del cambio de una Constitución que se ha visto ya superada, de la profundización en la democracia y de la concesión de más amplias autonomÃas para Catalunya y el PaÃs Vasco. Estamos persuadidos de que no hay otro camino para la recuperar la paz y la concordia. El articulista canadiense Jean Leclair, buen conocedor de lo ocurrido en Quebec, afirma al respecto: “¿por qué iban a ser necesarios unos seÃsmos referendarios para obligar a los jefes polÃticos de los Gobiernos centrales federales a reconocer que la unidad no se realiza únicamente en la uniformidad y que una verdadera autonomÃa polÃtica regional es el medio más seguro para garantizar la unidad nacional?" Añade: "En Canadá, y muy probablemente en España, lo que amenaza actualmente esta dinámica es la concentración inmoderada de poder en manos del Ejecutivo, que puede gobernar sin tener en cuenta la opinión de nadie, y tampoco la de las regiones. El deseo de separarse, en Quebec y en Cataluña, tal vez tenga menos que ver con la existencia de una esencia quebequense o catalana fundamentalmente distinta que con un déficit federal de las instituciones centrales.†|
|
|
|