Sólo participamos de la sección de “sucesosâ€, si se nos permite teclear para el perdón, para la esperanza en la nueva vida. De lo contrario es mejor quedarnos fuera, a la intemperie, al albur de las furiosas “ciclogénesis†interiores. Pilatos salga de nuestros precipicios de ensueño; retorne a sus marmoles palaciegos, se esconda en una Biblia añeja, no entre nuestros bojes, musgos y zarzas, no en nuestro radiante otoño. No nos reencontraremos en el fondo de los barrancos, sino en el nuevo, deslumbrante y sagrado hayedo. ¿Qué pasa con ese “balcón†que se empeña en reunir el cielo y el infierno, que recibió a los renqueantes camiones de la ignominia, que un dÃa quiso enterrar la libertad y la dignidad de los más valientes y ahora quisiéramos enterrarlo a él también en el olvido? |