Sin embargo yo sé en el fondo sobradamente que el verdadero problema no es ni Ernesto Arnaldo, ni Daniel Ortega, ni Vladimir Putin..., sino Koldo Aldai y su falta de paz y su emocionalidad mermada de equilibrio y su déficit de amor. Ellos sólo contribuyen a tu indispensable graduación en serenidad y sosiego. Lo que está en cuestión no son ellos que deberán responder por sus propias y más que cuestionable actuaciones, el problema eres tú que contaminaste el mundo con tu animadversión incontrolada. No sólo una mente clara, sino una compasión que alcance a la más supina ignorancia, al más criminal egoísmo. No sólo un análisis acertado, sino un corazón desbordado. Leer la prensa y no alterarte, observar el mundo y no soliviantarte. He ahí lo que aspiro. No sólo luz para analizar la actualidad, sino armonía interna para no añadir más crispación. He aquí mi más firme y poderoso anhelo esta noche. Quiero remontar en imprescindible altura. Antes de lanzarme al reparador y ojalá luminoso sueño, quiero barrer la basura emocional que también vertí hoy sobre este panorama sufrido, sobre esta tierra urgida de genuino amor sin fronteras. |
|
|
|