En ese lugar donde anidan silenciosos los fuegos y se citan las mayores pruebas; en ese punto tan a menudo intocable; en esos órganos en los que la Creación ha concentrado tanto y tan irrefrenable deseo, ha colocado también la simiente, el futuro. Ha depositado la garantÃa del mañana, la perpetuidad de la especie. Sin amorosa cópula no hay porvenir, ni Plan, ni Trama divina. Somos al fin y al cabo para empujar esa Vida de la que nada sabemos. ¿Cómo trascender el deseo, cómo gobernar plenamente el cuerpo y a la vez traer sollozo, milagro, nuevas y benditas almas probatorias al mundo…? Seguimos desnudos y desarmados ante un "pathos" tozudo. Dominar ese deseo en pleno furor antes de que balbucee, debe ser algo de la santidad. ¿Cómo ser esa entera pureza, cómo arrancar el dolor insoportable de la mácula y a la vez contribuir a que perdure el linaje y la condición humana? |