¡¿Cuán poco sabemos de la vida oculta, mismamente de nuestras anteriores encarnaciones que la Eterna Ley, en su misericordia infinita, tuvo a bien borrar de nuestra mente inferior?¿Quién puede asegurar que no nos habita en alguna medida un despiadado dentro, que en otra vida no empuñamos nosotros el arma agresora? La ignorancia de lo que fuimos deberÃa cuanto menos imprimir cautela en nuestros juicios. Todo apunta a que la miembro de ETA, Inés del RÃo, cometió abundantes y graves actos, ¿pero qué no nos encontrarÃamos muchos cavando en el pozo insondable de nuestras existencias anteriores? A toda costa hemos de librarnos de la tentación del fácil juicio. Ya en este plano más actual y concreto, contenemos el aire para que hoy Estrasburgo dictamine a favor de la derogación de la “doctrina Parotâ€. Ese veredicto puede hacernos avanzar en Euskadi en el camino de la paz y de la reconciliación, puede poner de nuevo en marcha un proceso enquistado. Las rejas no hacen bien a nadie. La privación de libertad sólo tiene sentido para evitar un mal mayor. Más de 60 activistas de ETA con muchas muertes y dolor a sus espaldas pueden quedar libres. Tienen ya decenas de años en la sombra y está garantizado de que no volverán a aquellas tristes andadas. Se les ha alargado la condena en aplicación de la “doctrina Parotâ€. El sufrimiento que generamos vuelve a nosotros, hasta que nos convencemos de que el recto actuar, el amor y la compasión constituyen el único camino. Es cierto que lo ideal en este caso que nos ocupa, serÃa el profundo y sincero arrepentimiento, pero mientras llega, no será preciso sumarles condena a los presos de ETA. Añadirles más años, como ahora ocurre, sólo puede generar más rencor y confrontación. Está llegando la hora de que empecemos a confiar en una Justicia, ésa sà absolutamente infalible, sin fisura de error; Justicia milimétrica, matemática que no es de este mundo. Es hora de que la justicia con minúsculas se afine más y más a esa otra con mayúsculas, preñada de genuino amor, fundamentada en valores eternos y no circunstanciales. En tanto que ello llega, en esta delicada y controvertida cuestión, ajustarse a la legislación vigente sin la represalia que representa la “doctrina Parotâ€, abrir las puertas a quienes desde los años ochenta están en la cárcel, a quienes han pasado buena parte de sus vidas en la sombra, puede ser un paso muy necesario en la normalización de este paÃs. No deseamos añadir un gramo de sufrimiento a las innumerables vÃctimas de la violencia etarra, aspiramos a que podamos avanzar unos y otros hacia el portal del perdón. El añadido de años de cárcel a los victimarios no deberÃa restar dolor a las vÃctimas. El alivio sólo les puede llegar abriendo cada dÃa un poquito más las ventanas de su corazón, hasta poder abrazar un dÃa el valor excelso y auténticamente liberador de la compasión. El alma no permite otro género de alivios, menos aquellos que se vuelven a fundamentar en el mal ajeno. ¡Ojalá hoy buenas noticias desde Estrasburgo, por el bien de los unos, por el bien de los otros, por el bien de todos/as! |
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