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Al preso político catalán Jordi Cuixart

Fragmentos de la carta dirigida al preso político catalán Jordi Cuixart, injustamente retenido junto a otros compañeros y compañeras leales a muchos valores que compartimos, en las cárceles del Estado:  
Jordi, hermano:

Perdona la doble osadía. La primera la de escribirte sin conocerte. La segunda la confianza de llamarte “hermano”. En realidad, todos los hijos de Dios, somos hermanos, incluso quienes cometen esa osadía mayor de colocarse sobre un estrado, vestir una toga, golpear con un martillo y juzgaros. Pero hay también una fraternidad si cabe más estrecha, que es la que conformamos los humanos que creemos en la libertad y la unidad en diversidad y deseamos apostar por esos valores, dejando la piel incluso, como vosotros valientemente habéis demostrado, en el intento.

Perdona la doble osadía. La primera la de escribirte sin conocerte. La segunda la confianza de llamarte “hermano”. En realidad, todos los hijos de Dios, somos hermanos, incluso quienes cometen esa osadía mayor de colocarse sobre un estrado, vestir una toga, golpear con un martillo y juzgaros. Pero hay también una fraternidad si cabe más estrecha, que es la que conformamos los humanos que creemos en la libertad y la unidad en diversidad y deseamos apostar por esos valores, dejando la piel incluso, como vosotros valientemente habéis demostrado, en el intento.

Desde esa fraternidad más estrecha es desde la que me tomo la confianza de escribirte estas letras sentidas. Es muy duro encender estos días la televisión y veros en el banquillo de acusados. No pensé que nunca asistiríamos al lamentable espectáculo del juicio vuestro que estos días se retransmite. Hay que hacer un esfuerzo para permanecer ante esas imágenes hirientes. El mundo se nos viste de pantomima, se nos coloca al revés para constatar que así también seguimos amándolo. Quienes parecen acusar ánimo de desquite, falta de necesaria imparcialidad, déficit de superiores valores, que no de parcial ideología, juzgando a quienes estáis intentando imprimir sentido a vuestra existencia en la tierra. El Estado intolerante, que nunca se avino siquiera a hablar, juzgando a quienes estuvisteis siempre aguardando a que alguien se sentara “en la silla” del diálogo imprescindible.

Son pruebas grandes que no llegan por casualidad y que nos alcanzan muy probablemente para ensanchar nuestra capacidad de comprensión y compasión con respecto al otro, al adversario. Son pruebas que no pueden tener otra lectura sino la de superar el rencor y el odio hacia quienes tan injustamente os juzgan y así acelerar vuestro desarrollo de conciencia. Son pruebas que no pueden tener otra interpretación sino la de poder un día constituiros, tras esta noche oscura, tras este retiro forzado del mundo, en auténticos líderes más enraizados si cabe en un amor generoso y cada vez más incondicional. Líderes así son los que son capaces de acompañar a sus pueblos hacia sus más altos destinos, medie o no una declaración de independencia.

La reflexión que te comparto es el fruto de una serie de “causalidades”, de “pensamientos simientes” que me han llegado sincrónicamente y que han ido anclando bien dentro. De Santuario en Santuario he podido recoger claves para intentar comprender más adecuadamente el momento en que nos encontramos. Deseo compartirte una palabra que sutilmente me ha resonado en cada uno de esos lugares santos. Ayer lunes en la montaña de Montserrat se terminó de componer la sinfonía que lleva por nombre “renuncia”.

Manlleva es un “Santuario de Presencia”, una pequeña comunidad interreligiosa inspirada por el jesuita Xavier Melloni que se encuentra en la comarca de Vilafranca del Penedés. Entre vides retorcidas y soberbios pinos mediterráneos se halla este remanso de paz en el que he podido disfrutar a comienzos de este Febrero de una muy grata estancia de doce días. La pequeña comunidad gentilmente me ha hecho un sitio en medio de su santuario, de su sala de recogimiento, en medio de la huerta y la leñera. He podido participar de la comunión en el silencio y la meditación, también en la comunión en el trabajo. Ya de noche en mi habitación, robaba tiempo al sueño para poder devorar los libros de Melloni. En medio de una lectura rápida a la vista de una estancia limitada y de una literatura tan rica para el alma, una frase me detuvo: “La renuncia no es claudicación, es más bien una entrega total”. Me quedé con ella. Reflexioné, y abracé su significado hasta que se me cayeron los párpados. En medio de las controversias y azares humanos, a menudo las aspiraciones se contraponen, con riesgo de confrontación. Es la mayor conciencia, generosidad y altruismo la que lleva a una de las partes a ceder y renunciar, siquiera en parte a sus aspiraciones legítimas.

En realidad, constituía la continuación, el complemento de otra sentencia con el mismo y hondo calado que había oído en boca del lama Dinpa. Su sentencia resonó también profundo. Constituyó un antes y un después en mi camino interior. Removió toda mi forma de entender la realidad, de la filosofía para transformarla. La máxima del lama también catalán, afincado en la comunidad budista de Panillo (Huesca), iba en la misma línea de desprendimiento. Era igualmente sencilla, al tiempo que contundente: “Regala la victoria. Otórgala al adversario. No te quedes con ella…”

Yo también era de los de “¡Ni un pas enrere!”, de los de la “¡Hasta la victoria siempre!”…, sin embargo la Vida se las apaña para enamorarnos de las pequeñas, las sencillas victorias que no comportan un triunfo sobre nadie, si es caso sobre nosotros mismos. Nos habíamos agarrado tanto a la victoria, que cuando fuimos invitados a regalarla, en realidad ello constituyó una suerte de descanso y desapego. Ya no había que dejar todo por esa victoria sobre otros, ya no había que entregarle la vida y la muerte…

Por último, hubo una clara señal para terminar de abogar por la renuncia como vía de crecimiento tanto personal, como colectiva. Ocurrió el pasado domingo día 17 de Febrero en la Casa de “Siete áligues” que han construido junto a Montserrat con amor y entrega los hermanos Shanti y Assun. Constituye un oasis de paz y conocimiento, donde hemos podido disfrutar de preciosos momentos de genuina fraternidad, donde hemos podido nutrirnos de las enseñanzas superiores del Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov.

Allí, en una de las cálidas y entrañables convivencias que organizan, he tenido la suerte de conocer a Ángela y su compañero Josep. Shanti y Assun me han comentado como Ángela te habló del libro “El deber de ser feliz”, así como de otras obras del Maestro. Algunas de ellas creo que tienes en tu mesilla. Me han hablado también de las meditaciones que estáis llevando a cabo conjuntamente con los familiares y amigos para hallar esa necesaria paz interior que os permita superar esta dura prueba que atendéis, también para enviar conciencia a esos hombres togados que han tenido la superior osadía de sentaros en un banquillo por ejercer unos derechos civiles y democráticos.

Tengo que confesar que el domingo durante la conferencia del Maestro que pusieron en vídeo antes de la comida me venció el sueño. No fue porque la charla careciera de interés. En absoluto, sino porque llevaba tras de mí unos días intensos y porque esa mañana habíamos madrugado para meditar en la salida del sol, una de las prácticas pilares de la Fraternidad. Me desperté justo cuando el Maestro estaba hablando del valor de la renuncia. Venía a explicarnos que existe una ley mágica según la cual, si queremos obtener resultados en los planos superiores, hemos de sacrificar algo de nuestra personalidad. La renuncia a las satisfacciones inferiores es como un fuego que libera energías y estas energías alimentarán la realización de anhelos superiores. Es decir, la renuncia en los planos de la materia va acompañada de realizaciones en los dominios del espíritu.

El valor de la “renuncia” me venía pues persiguiendo y es el que me atrevo a trasladarte aquí, no tanto como una propuesta estratégica, sino como un sentir de alma a alma. Entre las almas puede crecer o decrecer ese pálpito compartido o puede desvanecerse. Eso ya no es responsabilidad nuestra; sí lo es el intentar trasmitir lo más fielmente posible ese sentir que viene de bien adentro.

Al finalizar la convivencia, durante la subida a la Roca Foradada de Montserrat, en la grata compañía de Shanti se terminaron de armar estas claves. Vuestra victoria ya fue el primero de Octubre de 2017. ¡Que mayor victoria que esa que lograsteis aquel memorable domingo ante la intolerancia, en medio de la era del cloroformo individualista y materialista! Un pueblo valiente se alzó ante la sinrazón de un Estado con demasiados “tics” autoritarios y se reafirmó a sí mismo pese a todas las amenazas. ¡Que mayor logro que ese alarde gandhiano de aquella jornada memorable en la que nadie cayó en la violenta provocación de la policía del Estado! Escribisteis una página noble en la historia de la no-violencia activa y vuestra alma grupal se reafirmó en todo su poder, en toda su fuerza y generosidad.

A partir de aquí, en mi humilde opinión y a la luz de todas estas claves mencionadas, llegaba la hora de entregar la victoria, la hora de un nuevo alarde, éste ya no de fuerza, sino de renuncia y de sacrificio. La victoria ya fue cuando esas gigantes urnas amanecieron colocadas donde debían, ya fue con la ciudadanía superando el miedo, ejerciendo su derecho e introduciendo el perseguido papel, ya fue en los muros de contención humana ante la violencia policial, ya fue en el silencio, en el ejemplo de acción pacífica multitudinaria… Tras ese movimiento tan impecable, la victoria después se podía entregar. Hubiera sido un gesto para nada de claudicación, sino de donación total. La DUI no ensanchó esa victoria, quizás más lo contrario. Trajo mucha frustración, amén de todas las consecuencias represivas que ello comportó, amén de las prisiones y los exilios de vuestros compañeros/as.

Evidentemente cuando hablamos de “desprendimiento”, de “renuncia”, de “regalar la victoria” estamos hablando en términos exigentes, cercanos a la iniciación. Esa altura de miras no es fácilmente escalable. No es sencillo que un amplio colectivo asuma este reto de sacrificar antiguos anhelos, objetivos que sienten tan cercanos. No es fácil esa renuncia en aras de supuestos beneficios, no en este plano, sino en otros superiores. Es el liderazgo generoso, elevado, en importante medida visionario, el que puede empujar a un pueblo a una apuesta más altruista. Creo firmemente que las Grandes Almas, los Grandes Seres nos invitan a estas renuncias capaces de catapultarnos al disfrute de superiores dádivas. Estamos hablando de un importante reto evolutivo que evidentemente no puede operar de un día para otro. El que un pueblo asuma de repente tamaña conciencia, el que un pueblo que se ha movilizado tan exitosamente renuncie a lo que perseguía, entiendo que, hoy por hoy, puede ser quizás excesivo. La nueva conciencia es llamada a ir calando poco a poco.

A partir de la cita del “28 A” pueden venir tiempos aún más difíciles, por eso me permito compartir esta reflexión. “Como es en pequeño es en grande” reza el axioma hermético. Los pueblos por lo tanto también se acrecientan en sus renuncias. Renunciar a la declaración de la independencia no sería perder la independencia, sino reencontrarse a sí mismo como pueblo en otros niveles. Renunciar incluso, en la actual coyuntura, al referéndum de autodeterminación sería un gesto generoso, que más pronto que tarde, acarrearía sus frutos en forma de mayor autonomía y más competencias.

Todas estas renuncias servirían para mermar crispación, afianzar paz social y posibilitar reencuentro en el seno de una sociedad dividida. La declaración formal de la independencia no es lo determinante, más lo es el desarrollo de conciencia en cuanto a pueblo, la consecución de superiores niveles de cohesión, armonía social y solidaridad. Lo importante no son las firmas, fórmulas y declaraciones de palacio, sino la gestación de una sociedad a partir de unos valores, la construcción de sí mismo como pueblo. Más trascendente puede ser, desarrollar una sociedad nueva más verde, alternativa y solidaria, aún con las limitaciones actuales, pero a la vez desde las propias y nada desdeñables competencias ya otorgadas. No es sólo lo que Madrid pueda dar o dejar de dar, es el nivel de “ser” que el pueblo de Catalunya desde sus condicionantes actuales pueda alcanzar. Es el reto de abrazar a la Catalunya que no se siente independiente y encontrar entre todos/as un nuevo consenso.

No hay claudicación en esas renuncias, hay una acumulación de fuerzas, no ya para confrontar, sino para el desarrollo de todo el potencial cultural, artístico, espiritual, solidario del pueblo. Esa renuncia acarrearía también, más pronto que tarde, vuestra propia y necesaria salida de la prisión, evitaría el trauma de un nuevo “155”, ampliaría vuestro Estatuto de autonomía… Es importante bajar la tensión en medio de un panorama ya de por sí difícil, que se puede agravar, si la triple coalición de las fuerzas de la reacción toman el gobierno del Estado.

Esta es la reflexión que en grandes líneas deseaba trasladarte. Creo que somos superiormente invitados a renunciar de momento a legítimas aspiraciones en aras de que las dos Catalunyas se puedan reencontrar, en aras de una mejora de la convivencia y del alcance de superiores logros. Creo que somos invitados a ir más despacio, para poder ir todos juntos. Levantar el acelerador hacia la independencia permitirá sanar las fricciones sociales. Somos invitados siempre a mermar crispación y separación, a crear espacios, fórmulas administrativas donde el mayor número de ciudadanos nos podamos reconocer y reencontrar.

Nada más. Estamos con vosotros, con vuestra valiente apuesta por un mundo mejor. Estamos con vosotros y vosotras en estos momentos en los que la maquinaria de un Estado, con exceso de tradición intolerante, pretende infligir un escarmiento en vuestras personas. Vuestro padecimiento, vuestra privación de libertad cosecharán empoderamiento, logros internos que irán, sin lugar a duda, poco a poco aflorando. El Cielo nunca deja a la deriva a sus servidores en la Tierra, a quienes blanden, con olvido de sí, los valores de libertad, justicia y fraternidad.

Ayuden por lo tanto estas letras, unidas a otras muchas, que nos consta, os están llegando, a reconfortaros en vuestro espíritu y moral. Seguro que no son las circunstancias que vosotros buscabais, pero el caso es que la Vida os ha creado inesperadamente un paréntesis para poder volcar hacia adentro; un tiempo interiormente fructífero, que de no haber sido de esta forma, seguramente no os habríais concedido. Los caminos de la Inteligencia cósmica son inescrutables y de seguro que, pese a las incomodidades y la distancia con respecto a vuestros seres queridos, sabréis darle la vuelta, siquiera en vuestro fuero interno, a esa dura situación.

Tan sólo deciros que no estáis solos, que estamos con vosotros y vuestra actitud valiente, no necesariamente con todos los pasos que habéis dado, pero sí con vuestra apuesta por un alto y generoso ideal. En la meditación y oración seguimos unidos a vosotros, enviándoos fuerza y amor en estos momentos clave.

El Sin Nombre bendiga todo vuestro esfuerzo por la superación de la separatividad y el rencor en estos momentos de tensión y convulsión. Desde Arriba bendigan todo vuestro anhelo de encuentro, diálogo y acuerdo. El Cielo os reconforte en medio de los sinsabores de la estancia en la sombra. A la orden en lo que os podamos ser útiles. Fuerte y fraterno abrazo:

Artaza 19 de Febrero

 
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