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Los ecos del Grillo

El movimiento “5 Estrellas” del cómico Beppe Grillo ha logrado posicionarse como tercera fuerza política en la vecina Italia. Observamos en su reducido firmamento astros que brillan radiantes. Otras de sus estrellas se nos antojan menos atrayentes. Bienvenido por su puesto todo el postulado de una democracia más limpia y directa que posibilita el uso adecuado e inteligente de las nuevas tecnologías e Internet. La elección de sus candidatos en estas y otras pasadas elecciones ha sido un ejemplo del que podrían tomar nota los políticos de estos y otros lares. Bienvenida la importante carga verde con que desembarcan en la escena política italiana, bienvenida por supuesto su frescura y originalidad.

Sin embargo habrá que moderar las formas, limar aristas y otras belicosidades; sin embargo en su “eurofobia” no podremos acompañarlos, tampoco en un radicalismo que previene contra toda otra fuerza política. No hay futuro que no pase por la Unión, unión en Europa y en casa, por supuesto en diversidad, por supuesto siempre mejorable. Toda distancia es poca con respecto a Berlusconi, pero la entente con Bersani será vital para poder salir de la honda crisis política en la que se halla la nación hermana.

Lo que vive Italia puede invitar a una importante reflexión en nuestro Estado. Cantada está la futura y fuerte caída de los dos partidos hasta ahora hegemónicos. El campo está abonado para que surjan aquí también Grillos innovadores. Que los que comiencen a cantar por nuestros prados irrumpan con cantar valiente, al tiempo que afinado, que su melodía cargue con auténtica esperanza; que no se olviden del prado más ancho y necesario por nombre Europa. Que los Grillos, que eventualmente puedan surgir en nuestra geografía, presenten determinación de reforma política de calado, pero también voluntad de llegar a acuerdos imprescindibles.

Cuidemos que lo nuevo que haya de venir, se aligere de interés particular, pandereta y populismo; que asalte Palacios, pero ahora sí por la puerta grande de la alternativa correcta, pacífica y razonablemente planteada. Que defienda la vida y la Tierra, los toros sueltos y las naciones también libres; que no levante más Pirineos, sino que trabaje por una Europa más solidaria e integradora y menos mercantilista.

La necesaria denuncia de lo abusivo y deplorable dista de la ofensa. El límite siempre será el ánimo gratuitamente provocador, el verbo hiriente, la conciencia visceral. No hay alianza con quienes anteponen confrontación y destrucción. A partir de hay todo intento aglutinador se quedará pequeño. El arrebato 15 M pueda madurar y presentar en alianza con otras fuerzas, una alternativa real que se consagre a más o menos largo plazo. “Equo” por su parte, no lo está haciendo nada mal y cuenta además con el respaldo de gente muy seria, muy avezada en la construcción aquí y ahora del otro mundo posible: los Verdes europeos. ¿Por qué no aquella alianza entre la espontaneidad y la experiencia de una y otras fuerzas emancipadoras?

Pueden venir otros cómicos y Grillos, partidos piratas y otras originalidades del último momento, pero sólo una alternativa real, positiva, vigorosa y sinceramente aglutinante, será capaz de plantar democrático pulso a los partidos tradicionales. El espíritu noble, la democracia directa de movimientos como el de “5 Estrellas” puede unir aquí su frescura, con una alternativa verde ya madura y consolidada.

Nada “anti” se podrá consagrar como logro. La antipolítica no tiene recorrido en la senda de la verdadera emancipación. Malgastamos la energía que invertimos en destruir y disparar siquiera verbalmente. Una vez más, como es arriba es abajo. Tenemos la clase mandataria que nos corresponde. Más que combatir contra ella, habremos de procurar una evolución de la conciencia ciudadana, que posibilite el emerger de una nueva clase de dirigentes. El hastío de la política no debe de conducir a la ideología del “contra todo”. Tumbar es fácil, lo complicado es levantar, reconstruir sobre principios realmente solidarios, sobre las bases del cooperar y compartir. La extendida ideología del “nada vale” se manifiesta inoperante a la hora de edificar la nueva sociedad más verde y más justa que anhelamos.

Más allá del escándalo de tanta corruptela presente, se apercibe ya el eco de nuevos grillos sobre prados tempranos. Ha cundido ya demasiado el desaliento. El viejo orden se irá desplomando solo, al carecer de sostenibilidad alguna. Es llegada la hora de demoler menos y cimentar más. Ha expirado ya el tiempo de las víctimas, ha arrancado la hora de los hacedores de un futuro definitivamente diferente, que hace tiempo nos estaba aguardando.

 
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