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CONSTELAR

Constelar es un permanente ejercicio de rendición, reconocer el mundo sagrado que es el otro con su órbita ya acertada y elíptica, ya caótica y desordenada.

Constelar es acercarnos a un centro capaz de abrazar las conciencias, los planetas, los universos. Es abrirnos a la Vida sin discriminación de ningún orden.

Constelar es observar la superficie soleada y luminoso de las tierras cercanas, saber en un momento perdonar sus cráteres más profundos y lunares.

Constelar es poner fin a nuestro deseo de controlar las rotaciones y traslaciones ajenas; asumir el movimiento libre ya de nuestros seres queridos, ya de cuantos planetas nos circundan.

Constelar es sellar con paz el pasado, pero también el futuro que está por llegar. Es darnos la oportunidad de reconciliarnos dentro, la determinación de hacerlo mejor, de contribuir al rotar más armonioso, al orden superior del universo.

Podemos explorar nuestras "constelaciones familiares" y universales con un terapeuta, pero tampoco conviene olvidar que llevamos al sanador puesto. Constelar es reconocer la infinitud del universo, su ilimitado amor y maravilla. Es observarnos como parte de un Plan grandioso, como tributo tan diminuto como trascendente a su misteriosa Trama.

Podemos apuntarnos o no al taller de fin de semana, participar de los entrañables círculos de sanación que se prodigan en nuestros días, pero puede también bastar con alinearnos con el Sol de la Vida, la Luz y la compasión infinita.

Es tiempo de darnos unas vueltas por dentro; de constelarnos y prepararnos; de hacer nuestro ese Orden fascinante al romper cada Alba. Al transcurrir eones también fuego en nuestra piel redonda, nos rotarán mayores orbes, daremos a rayos llenos.

Artaza 14 de Enero de 2019

 
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