¿Cómo habÃamos acordado que yo sumarÃa...? ¿Cómo podré contribuir al progreso de la humanidad, ya la grande, ya la más cercana y pequeñita…? ¿Era una pluma, era una escoba, una azada, un bisturÃ, una gasa, una manos que acarician, un silencio que susurra, unas piernas que corren, que danzan, una garganta que canta…? Ninguna parte es más que otra. Somos invitados/as primero a descubrir nuestra “parte†y después a cumplir con ella, con vocación, amor y entrega. El Plan es inconmensurable y sin embargo todas las almas tenemos parte en él. Es la particular bendición al nacer a este mundo. Podemos ser partÃcipes de un "Todo", de una gran Obra que nos sobrepasa. Si salimos a la noche a ver las estrellas…, si nos atrapa la magia de la Creación, sólo anhelaremos sostenerla junto a nuestros hermanos, sólo querremos amar esa Suprema ArmonÃa, hacer por nuestra “parte†para que perdure. |