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CAMINO LEBANIEGO

Preparando la peregrinación grupal para el verano  


SAN VICENTE DE LA BARQUERA - CADES

Tras los visillos de las ventanas asoman vecinos curiosos que nunca habrán expiado este peregrino. Feliz de caminar de nuevo sobre esta tierra bendita en medio de una geografía nueva. Voy en pos de unas flechas que nunca he perseguido.

"Ya tienes tus flechas amarillas... " me decía de buena mañana al arrancar el camino. Flechas amarillas y rojas del Camino Lebaniego, pero también muchos albergues cerrados y un frío que hacía dudar del camino. Las mismas flechas amarillas con las que he estado suspirando todo el invierno ya son aquí, un poco más discretas y escondidas señalando un nuevo norte, un nuevo Santiago.

No sé de dónde viene esa fijación casi obsesiva por las flechas amarillas. Será una particular forma de romper hábitos, de abandonar las preocupaciones cotidianas, de poner en los labios alabanza sin tregua. Será una forma extraña de parar el mundo y retornar a lo sustantivo. Será búsqueda interna, tregua al ordenador, ganas de ser en la esencia que solo canta y agradece, que no se queja, ni maldice... ?Será un poco todo?

Menudo peregrino ese que no puede con el frío y avanza lento mirando para atrás y ojeando listas de taxis, preguntando los precios de a kilómetro. Hay un blanco de nieve que a lo lejos desafía, unos Picos de Europa que se yerguen retadores en el horizonte. Ojalá los pulmones puedan con todo este aire frío.

CADES-CABAÑES

Los pensamientos, no sólo los pies físicos, pueden avanzar por el itinerario de altura, hollar la senda elevada. El verdadero "jubileo" es cuando logramos colocar allí arriba permanentemente, al arrimo de los cielos, todos los pensamientos que nos van alcanzando, cuando no permitimos que bajen a las oscuras hondonadas.

Una vez anclado en la altura, el Camino puede proporcionar una paz, un gozo, una conciencia abarcante, que algunos aún no hemos hallado entre las cuatro paredes, sobre el cojín de la meditación

(Itinerario andando, pero el último tramo con trampa de coche)

CABAÑES
A veces los ángeles blancos ruedan y socorren en furgonetas negras. A veces disimulan, esconden sus alas y pisan el acelerador de un vulgar motor de gasolina. Son los que no te abandonan en medio de las alturas.

Apareció junto a la vieja ermita románica de Lebeña, pero en el trayecto del rescate no me dijo si había burlado el tiempo y abandonado la piedra gastada, si había salido de algunos de sus arcos, tímpanos o capiteles.

La oscuridad agazapada se preparaba para engullir las rocas inmensas de esas soledades. Una vez más el éxtasis de altura se reunía con el agotamiento en una geografía desconocida. Una vez más borracho de cimas me encontraba hollando rutas imposibles.

A la mañana no tenía palabras para expresarme, para agradecer la habitación templada y el edredón blanco, la ducha caliente y la comida abundante, la sonrisa permanente y la acogida sincera. A veces es mejor callar y ya después mochila a la espalda y bordón en mano, pedir encarecidamente para que esa casa se llene de bendiciones.

Si vais por esas montañas imponentes, llamad a la puerta del albergue de Cabañes. Si no están rescatando a otro despistado, os saldrá uno de los dos jóvenes ángeles que lo regentan.


CABAÑES – POTES

Potes tiene su Santiago. Sus calles de piedras te regalan la misma satisfacción del esfuerzo culminado. El pórtico de su Gloria es más recatado. No encontrarás al Santo ni a caballo, ni apeado, tampoco pulpo en las tabernas, pero entre su callejero cargado de historia das con el mismo gozo por los pasos entregados.

Potes sabe a sudor ya seco, a mochila arriada, a alma colmada. Potes tiene su corazón ya descansado. No verás sus orgullosos labrados barrocos, pero sí sus recias casonas de montaña, bajo la tutela de las altas cimas que aún atesoran blanco de nieve. No observarás su trajín peregrino; no darás con su tarta avellanada..., pero encontrarás una paz soberana, un verdor inmediato, un recogimiento al que sólo te invitan esos Picos tan orgullosos.

Marcho a Santo Toribio de Liébana, remate de este Camino. Dicen que ahí se guarda un trozo de la cruz del más grande de los sacrificios. Todos los sudores y pasos hasta ese "Lignum crucis" cobrarán sentido si somos capaces de integrar en nuestros días un poco más de donación, un poco más de entrega y sacrificio por el prójimo. He ahí el supremo peregrinaje no exento de abismos y barrancos, pero también con valles soleados y prados floridos, antesalas de infinito.

POTES - SANTO TORIBIO DE LIEBANA

La reliquia sólo puede ser un recuerdo de Compromiso, no un objeto de veneración. En la subida a Santo Toribio, ante todo esa inmensidad verde y sobrecogedora, necesariamente nos preguntaremos que hubiera hecho Jesús con sus propias reliquias. Quizás no las habría rodeado y ornamentado de oro, quizás aligerado de piedras preciosas, quizás nunca hubiera deseado que las rodillas se doblaran ante ellas. Las Grandes Almas nos invitan a que la devoción sea por nuestra humanidad sufriente. No sabemos lo que Él hubiera hecho con esa madera codiciada con objeto de que no perdiéramos el verdadero Norte.

Lo compartimos con inmenso respeto. No marchamos tras las reliquias del Cristo muerto, tratamos de seguir los pasos del Cristo vivo y resucitado, sin embargo, agradecemos sinceramente la cálida acogida en estos parajes de paz; honramos, como no podía ser de otra forma, la fe de nuestros mayores, nos inclinamos en sus altares, oímos sus misas de peregrino. Es una fe antigua, urgida de renovación, necesitada de un nuevo espíritu, pero que siempre, siempre contará con nuestro respeto.

Si Dios quiere, el próximo verano hollaremos en grupo esta ruta sagrada. Iremos volcando la info en peregrina.jimdofree.com Sentiros acogidos en esta comunión caminante , que Dios mediante, empezará a marchar en San Vicente de la Barquera el próximo 21 de agosto.
!Ultreia et Suseia!

YA EN CASA…

El ruido de lo banal se vuelve particularmente estridente en nuestros días. Los voceros del COVID no ceden en el ritual del excesivo amedrantamiento. Los políticos aumentan sus decibelios con tal de ganar el trono de Madrid. El mundo del balón se inventa otra liga para que no quede un resquicio de nuestras vidas sin fútbol... Cada vez estamos más necesitados de exilio hacia los remansos de paz que somos llamados a crear. Hoy más que nunca necesitamos el bálsamo de las Grandes Almas y su mensaje de vida eterna.

Fueron agotadoras, pero ya añoro esas alturas, esas soledades. Vuelvo al mundo después de seis días peregrinando por la montaña. Atesoro dentro un silencio, una paz que se esfumará a nada que pulse el “play” de la tele o abra los periódicos digitales; a nada que me quiera poner de nuevo “al día”, pero es arriba, en medio de esa imponente soledad, donde estaba al día, consciente, despierto, sobre todo inmensamente agradecido.

Permanecemos en este mundo, pero no queremos ser de él, queremos ser de ese otro en el que los números y los algoritmos sirven a la vida y no al miedo, en el nunca callan las cascadas cristalinas, en el que la naturaleza nos rodea en todo su esplendor. Anhelamos un mundo en el que nadie se pelee por gobernar, en el que volvemos a respirar paz y mutua armonía, a vivir por fin como hermanos.

 
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