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ELECCIONES NORTEAMERICANAS

La fe debe ser eso…, no depender tanto de lo que pase al otro lado de las aguas, sino en esta orilla del corazón; sentir plenamente que todo es para nuestro bien, para nuestro empuje evolutivo.
La fe debe ser eso…, aire puro y un "off" en las pantallas, un saber prescindir de todos los aparatos, una ofrenda de silencio para el alma; no estar cada diez minutos tecleando la página de “El País†para comprobar el escrutinio. Debe ser ese nudo en el estómago que se deshace, ese espíritu que respira plenamente, pase lo que pase, salga quien salga a los micrófonos planetarios a proclamar su victoria.

La fe debe ser no vivir ese “sin vivirâ€, reírte de los números, dejar de mirar los mapas electorales; descansar sin preocupación, conscientes de que ya sea una cosa o la otra, no dejaremos de estar en las manos de Dios. Yo quisiera un día toneladas de esa fe…

Aunque los números se atasquen durante días, aunque los rayos de sol se demoren al otro lado de las aguas, muy, muy despacio, la historia avanza y nosotros soplamos por ella.
Aunque el pasado nos pise los talones, aunque la balanza se haya mantenido indecisa durante días, de a poquitos la trama progresa. Un sonrisa quiebra estos tiempos duros y una botella de buen vino se cuela hoy en la mesa de la cena ya puesta.

Hoy, como ayer cuando los números no daban, venimos a traer nuestro corazón y a unirlo a cuantos y cuantas suspiran por un mundo solidario y fraterno, por un planeta en el que todas las naciones sin excepción alguna serán felices y grandes.

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Los números también nos retratan. Una pantalla de resultados adversos es oportunidad para devenir más humildes y pequeños. Los escrutinios pueden hacer las veces de espejo. Hay un superior triunfo que se viste ya de silencio, ya de deseos de buena suerte. Quien monta en rabia cuando el contrincante le supera, no es digno de tomar el timón de la nación más poderosa de la tierra. Un paso atrás puede ser un acto muy digno. Dar la victoria al otro puede representar la mayor victoria.

Por el contrario no asumir la derrota, puede significar una doble derrota, en las votaciones y en la más elemental ética, esta última la más flagrante. Quien no sabe perder, no puede gobernar, pues éste constituye un ejercicio mucho más difícil, que exige aún mucha mayor generosidad y vocación de servicio a la comunidad. Ganamos todos cuando dejamos hacer a los números, cuando perdemos y sonreímos, cuando elogiamos al ganador, cuando respetamos las reglas de las que nos hemos dotado.


NO SOMOS DE UN PARTIDO

Hay quienes desean endosarnos un nombre, adherirnos a un personaje, clavarnos junto a un señor con el que, por cierto, abrigamos serios disensos…, pero por ahí no va nuestra apuesta, nunca lo ha ido.
Trabajamos por valores, por corazones y fronteras abiertas, por la solidaridad, por el compartir, por el respeto a la mujer, por la dignidad de los últimos. Anhelamos que caigan las fronteras; que todas las personas se puedan acercar a un dispensario independientemente del dinero que tengan en el banco. Anhelamos el reagrupamiento de las familias que separa un largo muro.

Pujamos por las relaciones de respeto y de solidaridad, por ser grandes todos y todas sin excepción alguna. Pujamos por una UNESCO que enseña a escribir, por una FAO que rescata a los niños de la muerte. Creemos imprescindible el mínimo común denominador de los acuerdos de París. Por Ella, por la Tierra que es nuestra Madre. Pujamos por una América, por un mundo en el que haya un sitio para todos sin excepción, no sólo para los que tienen dos coches en el garaje y modernas armas en el armario…

Queremos una clase política que sea respetuosa y no falte a cada convulso tuit, que sea comprensiva y trate de unir a la ciudadanía no separarla. Pujamos por los acuerdos internacionales, por la multilateralidad, por la cooperación en todos los órdenes, por supuesto por los derechos humanos… Sencillamente los demócratas van a ser más decididos defensores de estos valores y objetivos muy concisamente aquí expuestos. Quisiéramos ir más allá de lo que van los demócratas, pero lo que no nos podemos permitir es ir para atrás... por la Tierra, por las actuales, por las próximas generaciones…

Punto, cada quien compre los boletos que desee, cada quien apueste por su candidato, pero vamos a respetarnos por lo menos aquí, pues si nos respetamos aquí no nos respetaremos ahí fuera, no podremos construir un mundo más bello, justo y fraterno. Un gran abrazo sobre todo para con quienes amistosamente disiento.

 
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