A Su Lado tomo noción de mi miniatura. Pensar en las Grandes Almas que son capaces de abrazar al adversario me resulta de una enorme ayuda. Quien intoxica es antes que nada una persona herida, necesitada de ayuda, comprensión y compasión. En mi recorrido personal he constatado una enorme dificultad para abrazar a esas personas heridas. Ahora sé que son necesarias, que la Vida las ha puesto en nuestro camino para intentar trascender el rencor y sacar lo mejor de nosotros mismos. DesconocÃa que esa inquina morara en mi interior. Escribo en realidad porque la prueba a menudo me supera. Tecleo para autoconvencerme. En realidad, pretendo que estas propias letras me acerquen al abrazo más difÃcil, al imprescindible, al que me permitirá proseguir mi Camino, atravesar un siguiente portal de iniciación. Hace muy pocos dÃas me asusté de mà mismo. Vi crecer en mi interior una peligrosa animadversión hacia una persona que ha incumplido dos veces su palabra. Me asustaron las zarpas de mi propia ira agazapada, la magnitud de mi monstruo apenas reprimido. "Tóxicos" pueden ser también los sentimientos que esas personas nos suscitan. Estoy convencido que esa persona no me ha engañado en balde, que ha venido para que yo me percate de mi propia miseria, para que pueda apaciguar mi rabia latente. Tan menudo lo que más nos duele es lo que más necesitamos. Sin el encontronazo con esas personas problemáticas que nos sacan de nuestro centro, no podrÃamos crecer; no tendrÃa sentido nuestra presencia en este campo de experimentación, por nombre vida fÃsica; no podrÃamos atender al imperativo de acrecentar nuestra generosidad, altruismo y amor. VÃdeo recomendado al respecto: https://youtu.be/t-c8IEvvyAA Artaza 16 de Noviembre de 2022 |
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