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"¿CAPITALISTA DESPIADADO?"

Todos somos llamados a aguzar nuestra comprensión y compasión, a pensar más en el interés general que en propio, el señor Roig, también la señora Belarra. Todos estamos faltos de piedad, de amor al prójimo, no sólo el “capitalista despiadado” y presidente de Mercadona, también la primera dirigente de "Unidas Podemos". "Unidas" en verdad "podíamos" hacer un mundo más cordial, amable y fraterno. Todas podíamos aportar sólida argumentación, más nunca fácil ofensa y descalificación.

El camino espiritual se inicia con la elemental coherencia y responsabilidad social. Arranca en el preciso momento que el dedo deja de señalar fuera y torna hacia dentro, desde el instante en que dejamos de acusar y empezamos a examinarnos a nosotros mismos, desde la feliz hora en que tomamos las riendas de nuestro propio destino. Es cierto que el carro de la compra comporta una importante decisión. Sin embargo, nadie te obliga a tomar camino de Mercadona, a llenar tu despensa en sus abundantes estanterías, siempre podrás crear en tu barrio o pueblo una cooperativa de productos naturales. Quizás no iba tanto de disparar, sino de cocrear; quizás no se trataba de combatir las grandes superficies, sino de crear otras nuevas “superficies”, alternativas, cercanas, ecológicas, cargadas de color, pequeña huerta y ancho futuro.

Por eso sobra apuntarnos mutuamente con el dedo. La historia vira cuando nos emplazamos a nosotros mismos, cuando nos ponemos en nuestra propia diana, cuando miramos en nuestro interior y constatamos cuando pudimos ser más coraje y emprendimiento, más comprensión y compasión, en vez de poner permanentemente el radar y escrutar cuando los demás fallan. Por eso la joven formación "Unidas Podemos" ha envejecido tanto. Apenas inaugura historia, a menudo perpetua vieja y caduca confrontación.

Si algo le sobra a nuestro país en estos momentos son palabras gruesas y descalificaciones baratas. Incluso los navarros, señora Belarra, no deberíamos estar exentos de ese reto de tender puentes y no explotarlos, de cordialidad y armonización tan necesario.

 
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