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¿Ideales o figura?

Las próximas elecciones generales alemanas tienen su evidente interés añadido. No en vano Alemania marca tendencia en la política del viejo continente, no en vano muchos ven en las urnas del 24 de Septiembre la oportunidad de relevo de la canciller. La disyuntiva está servida entre la fidelidad a los ideales o el apoyo a la figura, a la mujer brillante, valiente, al tiempo que controvertida. Más allá de lo pasajero, por más el mandato de la dama se prolongue, nos debemos a nuestros ideales y por lo tanto compromiso prioritario con la Alemania verde y solidaria de cara a sus ya cercanos escrutinios. Quisiéramos un avance de “Die Grünen”. Este movimiento habla por nosotros, por nuestros sueños. Lo viene haciendo desde hace ya mucho tiempo de forma seria y eficaz. “Die Grünen” son además el corazón de todo el movimiento verde europeo.

Buena parte de la ciudadanía alemana no busca tanto un cambio de paradigma, como simplemente una garantía de correcto hacer, seguridad y paz en el día a día. Hay que respetar sus tiempos. Pesan las figuras que consolidan esos valores tradicionales. En el ámbito del cambio, de lo alternativo adquieren significancia otras referencias que son motores de progreso, vanguardia hacia el otro mundo posible. Sin embargo, sobre el tablero, a veces confuso de blancos y negros, no conviene desdeñar la figura que ha ido, a fuerza de propios méritos, sobresaliendo en la partida. En determinadas coyunturas, el carisma de la figura puede llegar a suscitar unas simpatías que desborden su marco ideológico.

Pesa evidentemente mucho la señora Merkel. Discreta, germana, rotunda, se ha convertido ya al día de hoy para muchos, junto al Papa Francisco, en la líder mundial de referencia. Nadie ha plantado cara a los dictadores como ella. Nadie ha puesto en su lugar a Putin, a Erdogan y Al-Ásad como lo ha hecho esta mujer transparente y valiente. Con Trump ha jugado igualmente una baza ejemplar, abierta siempre al diálogo y a la colaboración, pero a la vez reservada a la vista de su evidente distancia con el dirigente populista norteamericano.

Absolutamente ningún otro dirigente europeo ha tenido la valentía de abrir las puertas a los refugiados, hasta un número de un millón, en contra de la opinión mayoritaria, tanto de su propio partido, como de su propio gobierno. Lo que hubiera parecido un suicidio político, resulta que le ha hecho ganar a muchos corazones. En un tiempo en que la inmensa mayoría de los políticos mueven ficha por las encuestas, en razón de la popularidad de sus medidas, esta líder audaz con una profunda seguridad en sí misma y en su alma solidaria, decidió abrir la puerta a los refugiados que suspiraban por Alemania. Se ha pronunciado bien claro en su debate electoral con Schulz “¿Qué íbamos a hacer? ¿Emprenderla a cañonazos con miles de refugiados…?”

Sulchz dice que enseñará más los dientes a Erdogan. He ahí la diferencia entre uno y otro: unos dientes supuestamente más afilados. No lo niego, creo que sería además necesario, pero con Merkel tenemos hechos, no promesas. ¿Por lo demás qué puede aportar la socialdemocracia que no oferte ya la CDU? No hay sustantivas diferencias en cuanto al modelo social y económico se refiere. La socialdemocracia europea hace tiempo que ya no es alternativa al actual estado de las cosas, tan sólo maquillaje.

El corazón bien se podría partir en medio del fragor electoral: ¿ideales o figura? Sin claro norte, sin fidelidad a los ideales y a quienes los representan, poco somos. Seguiremos apostando por los verdes y toda la carga de esperanza que sólo ellos encarnan, pero cuando en la noche del 24, el funcionario de turno cante el triunfo más que previsible de la señora Merkel, uno echará un guiño a ese futuro que camina lento pero seguro, a esa Alemania bien alejada de las derivas autoritarias que sacuden el este de Europa, a esa Europa unida y a su más firme valedora.

La tan traída Europa de los mercaderes, no es al fin ya la cabo sino la Europa que llevamos dentro. Mas no conviene olvidar que también llevamos dentro a la Europa del salvavidas en el Mediterráneo, del “Welcome refugees”… Cada uno de nosotros somos, con nuestros claros y oscuros, el reflejo de esa Europa que censuramos en demasía. Con esos claros y esos oscuros Europa constituye el territorio del mundo más ancho de solidaridad, libertad y derechos humanos. La polémica y tan denostada por estos lares, Angela Merkel, sigue siendo al día de hoy la líder indiscutible de esa Europa nuestra.

 
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