Personalmente yo necesito coraje para tomar el camino del huerto autosuficiente, de la cooperativa ecológica, no tanto del supermercado; para no dejarme seducir por lo “barato†que sale “caro†a la Madre Tierra y a mis hermanos los humanos. Necesito coraje para una vida sencilla, ghandiana, de sandalias gastadas, pocas cosas y mucho pedaleo. Necesito coraje para no sucumbir a la tentación de ese jamón que muy pronto se pondrá al alcance de mi débil tenedor en la cena de Nochebuena. Necesito coraje para cuestionar la industria cárnica sin un ápice de rencor; para amar y nunca odiar; para desterrar siempre la animadversión; para glosar el otro mundo posible y a la vez ser supremo respeto para quienes desean persuadir en éste. Necesitamos coraje para levantar alto la mirada, para ensayar “ser†y no “tenerâ€, para manifestarnos coherentes y consecuentes, austeros de forma que haya sitio para todos sobre este planeta maravilloso. Personalmente necesito mucho coraje para contribuir a construir un mundo fraterno, para ser menos para mà y más para el prójimo, para olvidarme más de mis cuitas personales y saltar a la necesidad ajena. Pedimos al Cielo para que podamos hacer acopio de todo ese imprescindible coraje. * Imagen: Mahatma Ghandi hilando con su rueca. Él mismo se confeccionaba su propia ropa. Arteixo 18 de diciembre de 2022 |
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