La vida siempre ganará la partida a la aparente muerte. Basta una manta para dar la vuelta al destino, para alcanzar al aire el preciado olvido. Los niños siempre maestros y por eso se aúpan a los cielos y se recuerdan que la guerra y la muerte eran mentira, que por encima de la metralla, somos gozo, somos risa y juego. Nadie recuerde a esos pequeños que en su paÃs aún viven en la mentira, que aún zumban las balas, que allà sólo usan de las mantas para abrigar. Agitemos con fuerza la vieja manta para volcar el sino, para callar por siempre el recuerdo de las bombas y su escenario de horror. Alto, muy alto elevemos esa manta hasta el Cielo de armonÃa y fraternidad que es nuestra verdadera heredad. * En la imagen de "El PaÃs", un grupo de niños se mantea en un campamento improvisado para los migrantes y refugiados en la frontera entre Grecia y Macedonia, cerca de la localidad de Idomeni (Grecia). |