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SALDO DEFINITIVO

¿De qué seremos dignos/as? ¿Cuál de las infinitas moradas del Padre-Madre nos corresponderá en heredad? ¿Qué tamaño su jardín, qué perfume sus flores, qué color su tejado...? ¿Qué vista desde su balconada...?

No es la cuenta del banco, ni de los bienes en la tierra, ni de la seguridad social…, es la Cuenta que no está registrada en ningún ordenador físico, la que en verdad nos debería interesar. ¿Cuál es el balance de cuanto hemos sentido, pensado y obrado en esta última estancia en la tierra? ¿Cuánto hemos vivido por y para el prójimo, cuánto por y para nosotros mismos? Personalmente me intriga ese balance.

Nadie en la tierra nos puede revelar esa Cuenta con mayúsculas. Sólo nosotros y nosotras mismas. Basta observar qué es lo que priorizamos en nuestro íntimo fuero. ¿Qué hemos colocado primero: el interés propio o el colectivo? ¿Conjugamos los verbos en singular o en plural? ¿Figuran los demás y sus cuitas y sus pesares y avatares en nuestro interior?

La Ley nos dice que sólo temerá la muerte quien ha pasado por la vida física haciendo daño al prójimo. Quién ha vivido para sí, experimentará el hartazgo de sí y la sed de comunión. Quien haya sido para los demás gozará de la genuina felicidad.

¿Qué será de nosotros al licenciarnos en la tierra? A menudo nos preguntaremos por el Saldo final, el que verdaderamente importa. Son nuestras Cuentas con mayúsculas, aquello que obra en nuestro "haber" y "deber" dentro de nuestro cuaderno imperecedero. ¡Ojalá ganemos el encuentro con los guías y seres de luz, al dejar definitivamente la gastada carcasa corporal¡ !Ojalá ganemos su abrazo, su excelsa compañía una vez culminada etapa en la tierra...! !Ojalá!

Artaza 24 de Junio de 2022

 
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