Política y paz | Una sola humanidad | Espiritualidad | Sociedad | Tierra sagrada

Cocinando en la "Casa de las estrellas" ("Izar etxea")

No sé por qué nublas nuestros ojos hoy ya tan temprano. No sé por qué la oración es con el cuchillo y la tabla, al ritmo de la tostadora. Terminarán sus "asanas", llegarán de la yurta con hambre y servirás su mesa... Permite Dios nuestro sólo dar de comer y de beber en el mañana. Sólo estómagos a colmar, gargantas a aliviar. Permítenos rascar sólo el grano pegado de la cazuela, permítenos sólo el último trago.

Gracias Dios nuestro en esta mañana maravillosa de primavera. Gracias sin espina, sin condicionantes, ni distinción alguna; gracias sin peros, ni adversativas. Cuanto nos ha acontecido ha sido lo exacto, cuanto nos ha llegado hasta el presente, lo preciso. La rebelión ya no encuentra fácil acomodo en la cabaña de clara y sonriente madera, en el salón bien amueblado de nuestros días.

¿Quién sostendrá el puño de la protesta en medio de Tus Jardines amenazados, sobre todo despertados y floridos? Todo fue para bien, las llagas y los besos, las caricias y los golpes.... Todo nos ubicó en medio de esta primavera tan perfumada de trigo bien tostado, esperanza y futuro.

——————

En la cocina ligamos salsas, enlazamos también humanidades. Los fogones concitan gentes diversas, inauguran amistades. La cabaña de madera en medio del bosque sigue siendo encrucijada de caminos. He conocido almas entrañables este fin de semana; mujeres cargadas de poder, conciencia y visión; desbordas de atención, amabilidad y humor.

Somos la suma de las gentes maravillosas que la Vida nos saca al paso. Nos construimos a partir de todos estos encuentros duraderos unos, fugaces e inesperados otros. Repaso los rostros para intentar quedarme con lo que cada uno de ellos traía a mi vida. Todo ser acerca algo a nuestro aprendizaje ininterrumpido. Quizás no alcances nunca a descubrirlo conscientemente, pero felizmente el poso resta.

Somos las suma de todas las vivencias en las cabañas de madera, barro y cemento. Somos todos esos obsequios imprevistos. Sobre todo deseo que mi vida constituya la suma de todos esos agradecimientos.

——————


La escoba recuerda de buena mañana aquel vals olvidado. El agua llueve tranquila sobre la huerta. Los pájaros encuentran temprano su grano en mi alféizar. Tan lento amanecer no carga ningún dolor de conciencia. Trabajar intensamente todo el fin de semana permite entrar con sigilo en el lunes, abrazar con delicadeza el nuevo día. No hay ningún lugar al que correr, pero sí tanto por agradecer. Toda la Creación aguarda tras la ventana tu corazón henchido de amor.

La devotas manos reunidas en el pecho escriben sobre la pantalla un poema sin letras. Cuando los dedos se posan en el teclado no buscan ningún renglón que no sea alabanza. Oro y escribo, escribo y oro. No sé cuando termina lo uno, cuando arranca lo otro…

Hay mañanas en las que no te cabe la primavera dentro y entonces no dejarás de dar gracias a Dios.

 
   |<  <<    >>  >|
NUEVO COMENTARIO SERVICIO DE AVISOS

 
  LISTA DE COMENTARIOS