La evolución humana no daba para más. No fue posible conquistar libertades sin que se desatará las terribles emociones contenidas. La gran transformación social que primero fue en Francia, lo serÃa después en cada uno de los paÃses europeos cuyos pueblos de resolvieron a vivir en libertad; lo ha sido también en los paÃses de la costa sur del Mediterráneo con un retraso de más de un siglo. El Norte de Ãfrica tenÃa también sus revoluciones pendientes. Si en Túnez ha triunfado la Primavera, acabará triunfando también en el resto de paÃses. El bien progresa y las personas de buena voluntad irán poco a poco tomando los resortes del poder en Libia, en Egipto... ¿Quién sabe cuándo también en Siria? Yo no echarÃa la culpa a la primavera. El humano nunca deberá renunciar a vivir en libertad. No le sobran primaveras, por más que en el caso que ahora nos ocupa, el factor del fundamentalismo islámico desbarate los procesos. Evidentemente no hay ningún progreso en sustituir el terror de Gadafi por el del Estado Islámico, pero las fuerzas de la libertad y la buena voluntad no han perdido aún la partida ni en Libia, ni en Egipto, ni en Siria... Al cuestionarse las primaveras se cuestiona también el apoyo occidental al florecer de esas primaveras. Se podrá dudar de la eficacia de ese apoyo, pero no entiendo justo dudar de su motivación. El apoyo de la OTAN a los insurgentes rebeldes en Libia que culminó en la derrota de Gadafi no es la causa directa de los naufragios en el Mediterráneo. En Siria no ha habido intervención occidental y los sirios sin embargo llenan esas barcazas de la muerte. ¿Quién por lo demás no respiró aliviado cuando la OTAN contribuyó en Marzo del 2011 al fin del feroz asedio que las fuerzas de Gadafi ejercÃan sobre la ciudad libre de Bengasi? Cada pueblo ha de conquistar sus libertades, pero los aviones de Francia, EEUU e Inglaterra despegaron y atacaron entonces la artillerÃa de Gadafi por razones principalmente humanitarias. Europa está siendo medida ahora quizás como nunca en su nivel de generosidad y de acogida. El viejo continente por fin unido pasa por una de sus pruebas más decisivas, pero Europa al ayudar en su momento al florecimiento de la primavera árabe no se convirtió en responsable de ese millar de hermanos que en los últimos dÃas se han ahogado en el Mar que fuera de la civilización. Brazos abiertos en acogida, sobre todo para esa cantidad de refugiados que huyen de las guerras de Libia y Siria, pero alerta también de sobrecarga de responsabilidades pretéritas. No sobran primaveras. Por supuesto no sobran las que amanecieron sin sangre, pero habrá que preservar incluso las que salieron y están saliendo bien caras. El avance del humano hacia un mañana de sólida paz, plenas libertades y respeto a derechos humanos pueda realizarse por un progreso de la conciencia en la mente de los humanos. Todo este sufrimiento que aqueja a las naciones árabes hermanas traiga, más pronto que tarde, su debida recompensa en el florecer de esa contagiosa y definitiva primavera. Arteixo 22 de Abril de 2015 http://www.KoldoAldai.org |
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