La amabilidad que nosotros derrochemos a nuestro alrededor es la que después nos volverá. La justicia con la que nos empleemos con los demás, es la justicia y equidad que después disfrutaremos. Cuando gocemos de un mÃnimo de poder en un marco ya laboral, ya asociativo, ya de ocio…, ya de cualquier orden, deberemos cuidarnos muy mucho de abusar de él. Con una pizca de poder a menudo el humano tiende a subirse por las nubes. Podemos entonces pensar, ¿qué harÃa ese humano si tuviera más poder, si amplias porciones de humanidad se encontraran bajo su dominio, siquiera en algún limitado ámbito? La Vida nos tratará como nosotros tratemos a nuestros semejantes. Es Ley insoslayable. Demasiado a menudo el humano olvida que no sólo rinde cuentas ante los tribunales de la tierra. Detentar un poder, ya sea a una escala pequeña, ya a una mayor, es una prueba evidente para quien aspira a avanzar por el Sendero. |