Nunca razón para hundirnos en nosotros mismos, si lo hemos dado todo. La desesperación ofende a la Vida, a la misma Vida que nos prueba. La Vida necesita probarnos, porque nos quiere cada dÃa más y más a su servicio. Mañana me levantaré, agitaré las alas y me haré de nuevo a los anchos cielos y sus compromisos y sus ideales. Hoy sin embargo apenas teclado, hoy me descalzo los pies, paseo la playa vacÃa, saboreo fracaso. Caminar la arena, pero sin que los pies se hundan. Hoy disfruto el fracaso como un regalo, pues me permite detenerme y llevar corales a mi oÃdo y escuchar cada vez más lejano el sonido del naufragio; me permite callarme, recogerme y compartir con vosotros/as estas letras de breve invierno preñado de esperanza... |
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