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¡Adelante Chile!

La política no es tierra quemada, territorio irrecuperable para el servicio. No todo ese cuestionado campo está contaminado o perdido. De América Latina también nos llegan buenas noticias. Observamos con esperanza el proceso de Chile, el ascenso de Michelle Bachelet, su prácticamente asegurado triunfo en la segunda vuelta del 15 de Diciembre. En los tiempos en que medra un populismo que exacerba las emociones de resentimiento, cuando no de odio, tranquiliza contemplar el progreso de una mandataria que construye puentes sociales, en vez de saltarlos por los aires. Tomen buena notan los líderes políticos latinoamericanos que desean perpetuar las dos orillas, la confrontación entre clases e ideologías. Bachelet es para nosotros/as ejemplo de ejercicio político enfocado en el genuino servicio, referencia de inclusividad, ejemplo de perdón.

Su padre, Alberto Bachelet, militar de carrera, era masón y muy probablemente de él heredó Michelle ese amor por la libertad, por la justicia social, por el servicio público ajeno al interés personal. Su padre murió en una prisión de la dictadura. Ella misma sufrió torturas y sin embargo, cuando llegó por primera vez al poder de la nación en Marzo del 2006, evocó un Chile en el que hubiera un sito para todos. Su gobierno estuvo centrado en el logro de mayor equidad e inclusión social en el país.

Como es arriba es abajo. Tienen los pueblos los mandatarios que merecen. Goza Chile de la mirada tierna y a la vez firme y correctamente enfocada de esta mujer que ha atravesado victoriosamente sus iniciaciones y laberintos de los exilios de Australia, Alemania, EEUU… Vemos a un Chile a la cabeza. Ya lo estuvo en su día cuando llevó a Allende a la jefatura de la República, cuando el socialismo democrático y cargado de pureza, belleza y promesa ensayó el gobierno de la nación. Fue hasta donde les dejaron, fue muy poco, pero retornan los mismos valores con renovada fuerza. Ahora ese mismo impulso actualizado toma el relevo. Ahora los mismos principios de libertad y mayor justicia social no tiene ya quien los sepulte, bota militar que los aplaste. La historia sabe aguardar el momento preciso para calentar motores y tomar de nuevo vuelo. Los tiempos que marca la evolución de los pueblos no son necesariamente nuestros tiempos. Siempre acaba inundando la claridad, triunfando la verdad, siempre amanece hasta en los totalitarismos más férreos, hasta en las geografía más australes.

Bachelet está de vuelta en Chile. Viene de las Naciones Unidas, de defender la causa de las mujeres del mundo. Vuelve para quedarse. Ahora repite como presidenta, ahora también nuestro apoyo.

 
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