Quiero abordar el último tramo con más olvido de mÃ, con más comprensión, más compasión, más paciencia. No soy aún uno con mi alma y por eso ignoro el mañana. No tengo ni idea del último aliento, pero Dios sabe que no lo temo. Ahogo ese anhelo de final, porque quiero superar el cinco raspado, quiero ganar más paz, pureza y entrega; quiero devolver multiplicadas aquellas dos latas hurtadas. No sé hasta cuándo me acompañará este cuerpo colmado de goteras que nunca agradeceré lo suficiente. Por lo menos las Enseñanzas sirvieron para fulminar los temores de la vida postrera, también la verdadera. Sólo temo presentarme ante el Inombrable con estos pelos, con estas manos tan vacÃas, con este historial tan manchado, con este orgullo y egoÃsmo tan soberano. Cada vez levanto más el acelerador y miro más por retrovisor. Cada vez pido más al Cielo no olvidar todos los errores cometidos. Entiendo el olvido, la página en blanco cuando nos disponemos a vestirnos de nuevo de carne, pero reste algún eco de lo aquà aprendido. Si de algo estoy seguro es que a la próxima no será aprobado tambaleante, que lo haré mejor o lo que es lo mismo más desprendido. Desde ya pido ahorrarme las mieles del más allá si es que las mereciera. Pido pronta vestidura, rápido retorno a este fragor de la Tierra que es el único que nos permite crecer y progresar en la escalera de oro. Levantaré menos el puño, abrazaré con más alma, teclearé más suave, amaré más tierno… |
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