No sólo los alientos acallados, sino la conciencia despertada. No sólo la barbarie desatada, sino la civilidad reafirmada; no sólo la vida fÃsica segada, sino el sentimiento de unidad y de paz sin reverso de odio generados. Una vez más el foco en la dirección que deseemos, no sólo en la sangre, sino sobre todo en las rosas que cubren todos sus charcos. Quizás el foco sobre todo hacia a esas torres Eiffels solidarias que se expanden por doquier, por tantas pantallas, tablets, teléfonos...; hacia esa "Marsellesa" que emerge de las más diferentes gargantas; quizás el foco hacia ese sentimiento de profundo sosiego e incuestionable libertad, que inunda hoy tantos millones de corazones. Cierto, no somos sólo ParÃs, somos también Beirut, Damasco, Bagdad...; somos cualquier lugar del mundo donde un pecho es agujerado, donde una absurda bomba es detonada; somos cualquier lugar del mundo donde el humano padece y llora, donde se falta a su derecho al aliento, a sus derechos fundamentales; somos cada dÃa una humanidad más unida en defensa de la vida, frente a la barbarie, una humanidad cada dÃa más madura, serena y fraterna. |