CUERPO DESHABITADO Madre, librerÃa y bahÃa era el plan de esa reciente jornada en la que me sustraje a mis obligaciones habituales. La ciudad estaba soberbia, engalanada ya casi de verano, pero sin el agobio de un turismo masificado. Junto a la famosa barandilla que diseñara un arquitecto muy cercano, podÃas incluso cuestionarte aquel dÃa, hace ya mucho tiempo, en que dejaste todo y tiraste tierra adentro. Desde la estación los pasos se encaminaron solos a la bahÃa. Como tantas gentes ociosas, yo también me tumbé en la arena. El fondo de olas me sumió en un sueño profundo. HabÃa madrugado. Donostia rebosaba belleza primaveral. Tras la siesta, en la hora convenida para el relevo, tomé rumbo hacia su casa. Se alegró de verme, me reconoció, pero en realidad ella ya casi no estaba, apenas habitaba esa mirada. Como la segunda vivienda a la que solo acudes esporádicamente, ella se asomaba a su dimensión fÃsica casi furtivamente. Solo habÃa que observar sus ojos tan clavados en una LejanÃa sin nombre. ¿Tristeza…? debiera ser ninguna. ¿Se puede haber parido tan abundante y con tanta alegrÃa? ¿Se puede haber amado más con ese frágil cuerpo que unas flácidas y llagadas piernas ni siquiera sostienen? ¿Se puede mirar de cerca con más satisfacción a la mal llamada muerte? Hasta hace poco aún buscaba oscuros y arrinconados confesionarios, en los que no puedo llegar a entender qué falta de luz podÃa volcar... Estaba sà su urna corporal en el habitual y confortable sillón, pero sobre el verde entapizado habÃa casi ausencia de su Real Presencia. Su alma ya sólo visita puntual y un poco furtivamente su vehÃculo ya gastado. Hay quienes hablan de senilidad, de "alzheimer"…, yo creo que, en realidad, nos conceden la dádiva de marchar de a poco, de no dejar de un momento a otro el sofá vacÃo y nuestras existencias huérfanas. La gradualidad de la partida amortigua el golpe postrero. Yo creo que se confabulan con los Seres Celestiales para evitar sencillamente el “de repenteâ€. El mando a distancia es a sus ojos cansados el teléfono inalámbrico. Le dices que has de marchar, pero una y mil veces te preguntará en qué habitación vas a dormir y una y mil veces le habrás de responder con cariño y comprensión. Gracias a Dios tenemos las Sagradas Enseñanzas que nos ilustran al respecto. El "Sutrama" o "Hilo de plata" que une los cuerpos superiores con el fÃsico se ancla en el corazón y la cabeza. Nadie sobrevive en la dimensión fÃsica con el anclaje en el corazón cortado por el llamado “Ãngel de la muerteâ€, sin embargo sà se puede mantener con vida la urna corporal sin el anclaje en la mente. Cuando nuestros mayores comienzan a desvariar es cuando ese anclaje en la mente se va poco a poco desprendiendo. Vuelven por lo tanto paulatinamente, en la medida en que ese cordón se va desgajando, a la condición más pretérita y animal. Las almas comienzan a perder comunicación con el cuerpo material. La muerte no existe y los lazos de amor perduran por la eternidad, pero será en balde apegarse a esos ojos azules que miran y no ven. Su creciente brillo es de un superior mundo para ti, al dÃa de hoy, vedado. Será inútil querer retener la materia cuando a los seres que sólo amaron les aguarda el Cielo infinito. Compra la lectura que anhelabas y marcha. Deja la ciudad de la barandilla singular y las olas sonrientes y vuelve tierra adentro. Abriga la seguridad de que tu progenitora empieza a gozar de una Gloria que tú ni siquiera puedes llegar a visualizar. Las lágrimas mojan el teclado al repasar las fotos para ilustrar estas letras. Lloro y doy infinitas gracias al Cielo por haber encarnado en la Tierra tras abandonar el vientre de una mujer tan maravillosa. Artaza 5 de Abril de 2024 |
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