No, aún no nos sostenemos solos, por eso mentamos un amor al que le falta la mayúscula. Lo importante es crecer unidos en esa claridad, en esa sinceridad; lo importante es querer ir juntos a por esa mayúscula; crecer en un amor de dÃa en dÃa más abierto, generoso, desapegado, en una relación que soporte cada dÃa mejor las despedidas, los kilómetros, las supuestas ausencias. La distancia es buena pedagogÃa para aquel amor que por encima de todo pretende devenir Amor. Nunca nos venza la ausencia, pero agradezcamos infinitamente la presencia humana. Honremos cada feliz instante en mutua compañÃa. Nunca nos venza la ausencia, fortalecidos en la Presencia. Asà resistir hasta el último instante y bendecir también el ruido del motor que te lleva hasta su vera y en el largo camino sentir ambas Presencias: la que lleva puestos ojos, labios, sonrisas y la Otra muda, invisible, impalpable… Fortifiquemos el alma para no hacerla vulnerable a ninguna ausencia. Jamás nos gane la nostalgia. Nos gane el agradecimiento de lo que fue, de lo que de nuevo será cuando se apague el motor y al final del corredor se abran sus brazos. No, no corramos… Cantemos en Su Gloria, en Su Nombre, cantemos la dicha de que la Presencia se hará viva también en sus ojos, en sus labios, en su sonrisa; cantemos el gozo de que al final del camino, allà donde se acaba el mundo, se precipitarán también todas las ausencias. Artaza 31 de Agosto de 2014 www.KoldoAldai.org |
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