Lamento por lo tanto si al teclado, con el guiño a un color determinado he generado alguna expectativa de más, he contribuido a una ceremonia de distracción. Hoy no nos jugamos todo, pero sà algunas cosas. No hay que magnificar la importancia de las elecciones, pero tampoco reducirlas a la nada. No he deseado alentar ficción, inflar el “maya†de que una opción polÃtica podrá arreglar los problemas que nos atenazan. No era por lo menos mi intención, sin embargo tampoco creo en esa alergia a la polÃtica, como si todo cuanto con ella esté relacionado se hallara contaminado. No hemos aterrizado en este aquÃ/ahora por casualidad. Tenemos un compromiso con nuestra gente, con nuestro tiempo y ese compromiso se puede manifestar de las mil y un formas, también con la acción polÃtica. En estos tiempos tan intensos habremos de desarrollar esa suerte de bilocación, que nos permita estar a un mismo tiempo en el Cielo y en la Tierra. El equilibrio se nos revelará una vez más imprescindible. Podemos estar aquà y allÃ, en el tatami y en la ONG, en medio de la gente y a la vez en medio de nosotros mismos. No sobra nadie, ni los que meditan en su sala de yoga, ni los que trabajan por los últimos, por las libertades, por la Madre Tierra…, desde la humilde, sincera y desapegada militancia social. Podemos reunir en nuestro interior los dos arquetipos. Ahà fuera no pueden aguardar a que nos iluminemos. Atender a la necesidad con todo el amor que llevamos dentro, con toda la compasión de la que podemos hacer acopio; hacernos presentes en medio de nuestros hermanos de la forma mas despegada, noble y pura que permita nuestro interno desarrollo, será nuestro desafÃo. No es precisamente el paseo y solaz del ego lo que necesita nuestro mundo. Somos llamados al equilibrio entre la fuerza céntrifuga y céntripeta, entre la que nos arroja hacia fuera y la que lo hace hacia adentro. Ni sólo implicados en tareas de compromiso, ni sólo solazándonos en nuestro interno santuario. Si no conociéramos las leyes, no sabrÃamos donde ubicarnos. Las comenzamos a comprender, siquiera de una forma muy superficial. Sabemos algo de la ley de la polaridad, por eso nos consta que nuestro hogar es siempre en el medio. Porque hemos estado toda nuestra vida rodeados de crucifijos, sabemos también que nuestro lugar es la intersección entre los dos tablones. Siempre habrá un camino del medio y ése es también el significado de la cruz. “Mirar Arriba, servir abajoâ€, nuestra atención a la vertical, se equilibrará con la debida también a la horizontal. Ni todo el dÃa con el “OM†en los labios, ni tampoco fuera de nosotros. El “OM†tiene su final en el clamor del hermano que sufre. El compromiso con el mundo tiene su descanso, cuando nuestro alma urge de nuevo conectarse con la Fuente, nutrirse de su paz infinita. 20 de Diciembre de 2015 http://www.KoldoAldai.org |
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