La arena estaba limpia, virgen, libre de dolor. La sangre no empapaba ningún coso… Sonarán las cinco de la tarde y de nuevo la tortura será ocio. Ninguna capital europea de la cultura puede permitirse unos cosos ensangrentados. La cultura se inauguraba cuando comenzábamos a amar a todo lo que corre, nada y vuela, cuando nadie rodaba orejas, ni blandÃa rabos. La cultura era cuando los toros se quedaban en las praderas y nadie les clavaba ninguna lanza, nadie les agujereaba con ninguna banderilla, nadie les remataba con ninguna espada. La cultura era cuando la hermandad era ancha, cuando nadie aplaudÃa ninguna agonÃa ajena. Hoy es un dÃa triste para nuestra ciudad. HabÃan dejado de sonar las cinco de la tarde. El futuro se habÃa tragado aquel escándalo. Ahora de nuevo nacionalistas y socialistas nos invitan al túnel del tiempo, cuando los humanos disfrutaban viendo sufrir a los hermanos animales… Atrás el medioevo. No por favor, Donostia ciudad verde, fraterna, libre de nuevo de tan lamentables espectáculos, de tan anacrónicas corridas. Eskerrik asko! |