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"Alá" Grandote, "Alá" Pequeñito

Allá en Oriente hay un país en el que destruyen las estatuas de Buda, en que las mujeres viven encerradas en una jaula de tela que llaman "burka", en que el sol no acaricia sus ojos... Allá en Asia hay una nación en que los niños no vuelan cometas, pues tienen prohibido lanzar colores a su tentador e inmenso escenario... Allá en el muy lejano Oriente hay un lugar en que se sufre como ninguno, pues prohibieron todos los juegos, incluso el de la mirada y la vida.

"Alá" es grande", pero sus "mulas" y ulemas" (sacerdotes y teólogos) no saben que si no hay cometas, no hay cielo y si no hay cielo no somos "nada". "Alá" es grande" pero sus "talibanes" piensan que nuestras hermanas, amigas y compañeras son "nada" menos uno... Si ellas aspiran como ellos a ser "nada" pero con rostro, las azotan...

El "Alá" que tanto mentan no es grande, es inmenso pues creó los ojos de mujer que "los estudiantes integristas" apagan tras gruesas telas. Diseñó esas pupilas de los más variados tonos, de las más distintas profundidades, con los más diferentes hechizos.

El "Alá" con el que se desgañitan, no es grande, es infinito pues creó las cometas, las fabricó de mil y un colores, formas y velocidades, creó los vientos para volarlas, las montañas desde donde lanzarlas. El "Alá" grande que aclaman con fusiles inventó también las bebidas de alcohol y para ello se sirvió de los mil y un frutos de una tierra que también había ingeniado. El, que también es Ella, ideó el whisky y el cognat, el vino y la cerveza., para darnos las pistas de una borrachera más sublime.

El "Alá" grande susurró e inspiró los juegos que los fundamentalistas persiguen para que viéramos que la vida es, en realidad, poco seria, para aprender a reír y gozar, para ensayar la fuerza de la unión, para engrasar talento, agudeza y voluntad. El "Alá" grande alentó también todas las demás religiones, tradiciones y credos que los barbudos extremistas combaten con pasión, pues quiso mostrar al ser humanos los mil y un caminos y formas de intimar con su Presencia, en razón del tiempo, la cultura, la raza y el ángulo de mirar al Cielo. El "Alá" que proclaman a cada instante, envío a excelsos mensajeros para proclamar su Gloria en la Tierra, entre ellos al Buda, el compasivo, que ahora bombardean con saña.

Sin embargo no todos los "talibanes" están encerrados en Afganistán. Los hay que no gastan Corán y pantalones bombachos. Podemos también ver algunos de ellos, más o menos conscientes, en las tumultuosas gradas de los estadios, en torno a los rings de boxeo, en los hogares donde el esposo levanta la mano amenzante, al borde de los telefilms colmados de violencia... Hay "talibanes", más o menos drásticos, en las plazas de toros donde el sufrimiento animal es algarada humana, en los mítines o en los templos donde se ensalza una patria o una religión por encima de las otras. Hay un "talibán", más o menos camuflado por su turbante, donde aflora desprecio o agresión al otro por pensar, sentir, respirar. de forma diferente. Hay un "talibán" donde aún no comprendemos que la diversidad es la riqueza inmensa con la que el Cielo ha colmado a este mundo y sus maravillas.

Todos albergamos nuestro pequeño "talibán", más o menos gallito, más o menos domesticado. Incluso le enseñamos modales y aparenta civilizado.. Seamos pues, no condescendientes, pero sí compasivos, como el enorme Buda que destrozan, con estos y aquellos "talibanes"; con los que desmoronan estatuas gigantes y con los no valoran el humilde altar ajeno, con los que proclaman la "yihad" contra el infiel, y con los que entablan guerra de baja intensidad contra el discrepante.

Todos llevamos un poco de perilla "talibán", lo que no quita para que sus largas barbas nos semejen tan ajenas, tan remotos los aplausos de la multitud que jalea ajusticiamientos, tan apartado aquel país sin color, ni sonrisa, sin magia, ni mirada de mujer.

Lejos divisamos aquel árido desierto sin cometas, sin siquiera un pequeño oasis de libertad..., Quizá ya no habitemos en el mismo planeta, quizá Afganistán pertenezca a otra  galaxia. No cavemos ya en la misma geografía, por más que seguiremos pidiendo para que se abran esos resecos corazones "talibanes", para que las mujeres afganas vuelvan a sentir la beso del sol, para que en medio de sus cielos dejen remontar algún color, escapar alguna cometa... No somos del mismo planeta, pero hacemos un viaje juntos. Por eso pediremos por quienes bombardean la talla colosal de Buda, por quienes azotan inclementes a su mujeres que son nuestras mujeres, por quienes se ríen de la "mano ladrona" que chorrea sangre...

"Alá" es grande, de seguro mucho más infinito que lo que nuestros torpes ojos alcanzan a vislumbrar, pero dicen que mira para otro lado cuando lo invocan con turbante y metralleta. Hay "Alás" grandotes y "Alás" pequeñitos. Sólo de nosotros depende su tamaño.

Me consta que "Alá" crece cuando su religión no tiene nombre, fronteras, ni bautismos que lo limiten; cuando nadie lanza ya "yihad", ya cruzada, ya campañas de conversión en su nombre. "Alá" aumenta hasta escapar de la forma, cuando no se hace preciso siquiera mentarlo por miedo a apocarlo, por temor a que la barbarie vuelva de nuevo a aprisionarlo.

Hay quien se pregunta por el final de un ciclo, por la hora del Alba. Parece que inauguramos ya pronto un planeta de amor y de luz.. No es difícil ver en esos "toyotas" atestados de jóvenes con turbante el signo de un final que se acerca. La tierra ya no albergará por más tiempo tanta ignorancia, tanto odio. Son los últimos y violentos ramalazos de la oscuridad que se revuelve.

Los "talibanes" desconocen lo que les aguarda, no saben de futuras e inmensas noches de oscuridad, de sus días sin cielo, sin alegría, ni manos... Por eso mientras que aún compartimos la misma "nave", pidamos para que se achante tamaña ignorancia... Encarnarán los "talibanes" de uno y otro signo, allá lejos en un planeta sin cielo, sin cometas, sin el rostro de una mujer que alegrar sus ojos. Desde ese astro sin dicha se darán cuenta que su "Alá" no era tan grande, sino más bien pequeñito, como ese corazón suyo que tenemos que ensanchar con toda la fuerza de nuestra oración y aliento enfocado.

 
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