Política y paz | Una sola humanidad | Espiritualidad | Sociedad | Tierra sagrada

“No hay fracaso”

No hay fracaso de los artesanos de la paz con la declaración de guerra a Irak . Nunca se había elevado sobre la tierra tan impresionante clamor de paz. No hay ciudad en el mundo que no haya registrado movilización en su favor. Nunca habían defendido con tanta fuerza y resolución, multitud de dirigentes las vías pacíficas de resolución de un conflicto.

"No hay fracaso. La siembra de paz continúa”.
Ante el ataque a Irak, carta a los servidores del nuevo mundo.

Al escribir estas líneas los aviones de combate, con sus panzas llenas de misiles, ponen ya su “proa” en dirección al desierto de Irak. Resuena por todo el mundo el tambor de guerra tañido por los poderosos mandatarios en las Azores y sin embargo no conviene interpretar este belicoso eco como un fracaso. La luz verde al fuego y la destrucción no es nuestra derrota. Buena parte de la humanidad, que aún se guía por el miedo, el rencor, la separatividad y la violencia, demanda a la Vida más lecciones.

Pese a las confusa apariencias, todo está en orden. Una vez más echamos mirada al pasado, para poder extraer las lecciones que urgimos en el presente. Con la primera Guerra Mundial se creó a comienzos del siglo pasado la Sociedad de las Naciones, primera simiente del gobierno mundial unido. Años más tarde, fue preciso todo el dolor y muerte, que acarreó la segunda gran conflagración, para que el ser humano afianzará en su interior la necesidad de establecer rectas relaciones entre las naciones, la urgencia de instaurar un nuevo orden basado en al cooperación y en la solidaridad, ya nunca más en la ambición, la separatividad y el odio. El hartazgo de destrucción y sangre de la mayor confrontación planetaria de todos los tiempos desembocó en la creación de la Organización de las Naciones Unidas. Pese a todos sus errores y deficiencias representa un importante paso hacia nuestro objetivo de unidad planetaria, simboliza, si bien de forma muy embrionaria, nuestra anhelo de fraternidad humana.

A la tercera va la vencida. El tercer milenio nos trae también una tercera y esperemos que última lección. Confiemos que el ser humano no deba de atravesar más dolorosas experiencias para concluir en la necesidad de establecer correctas relaciones entre los pueblos, las naciones, las civilizaciones, para abrazar con más fuerza el ideario de hermandad. Auguremos que no serán precisas más guerras para concluir en la necesidad de inaugurar por fin una Tierra en paz y en armonía. Ojalá la guerra en ciernes sea la última que ha de vivir la humanidad en sus carnes. Ojalá que tras esta última experiencia de guerra en Irak, se desemboque en la obviedad de fortalecer las Naciones Unidas, dotándola de un mayor poder político y ejecutivo.

Aún sorteando misiles, la paz avanza. No hay fracaso alguno en lo que nos tocará presenciar los próximos días. Buena parte de la humanidad sigue optando por la violencia y el dolor en su desarrollo evolutivo. Pero eso ya no será por mucho tiempo. No hay fracaso de los artesanos de la paz con la declaración de guerra a Irak . Nunca se había elevado sobre la tierra tan impresionante clamor de paz. No hay ciudad en el mundo que no haya registrado movilización en su favor. Nunca habían defendido con tanta fuerza y resolución, multitud de dirigentes las vías pacíficas de resolución de un conflicto.

Cada pueblo y dirigente son responsables de su actos y consecuencias. La violencia sólo genera más violencia. Las diferencias entre países pobres y ricos se van diluyendo promoviendo el desarrollo y la cooperación, el contraste de civilizaciones fomentando el diálogo y el encuentro, la brecha religiosa con comprensión y apertura…, el fin de las tiranías se acerca apoyando las fuerzas democráticas del país en cuestión, apurando hasta el límite los recursos de la diplomacia; las amenazas que implican armas de destrucción masiva en manos de regímenes expansionistas con la acción diplomática aunada y la presión de la comunidad internacional representada en la ONU…

Ya ha corrido estos días por la Red: “La distribución de los recursos del mundo y la ajustada unidad de todos los pueblos, son en realidad, una misma cosa, porque detrás de todas las guerras modernas existe siempre un problema económico fundamental…” Djwhal Khul. Ya lo dicen los Maestros, es preciso ir a la génesis de los problemas, no atacar de forma bruta sus consecuencias, como ahora quieren hacer las naciones bligerantes, EEUU a la cabeza. La guerra muy pocas veces es una solución, por supuesto no lo es en este caso. Han primado otros argumentos e intereses para decidir el ataque.

Sigamos adelante con nuestro trabajo por la paz, alejando de nosotros toda sensación de derrota, de energía perdida. Sigamos adelante con este urgente postulado, conscientes de que la paz necesita arrancar en nuestro propio territorio, conscientes de que no podemos trabajar por ella impregnando nuestra acción y discurso con espíritu de confrontación. Es preciso inyectar al universal “No a la guerra”, un genuino y profundo sentido de paz, de lo contrario ese “no a la guerra” puede llegar incluso a azuzar confrontaciones.

Los servidores del mundo, los artesanos de la paz, los trabajadores de la luz seremos puesto a prueba en los siguientes días. Nada de morbo en medio del festival bélico cuyas telones ya se levantan sobre las cálidas arenas de Oriente. Nada de dejarnos impregnar por el odio y el rencor hacia quienes van a desatar tan injustificable conflicto, nada de inyectar nuestro discurso y acción de más animadversión… Rocas de paz y serenidad es lo que se nos demanda, es lo que deberemos de ser en los convulsos días que nos aguardan. Que nuestro claro y rotundo posicionamiento frente a la guerra no nos empuje al marasmo de bajas emociones que se apoderará a menudo de tantos ambientes “pacifistas”.

Que la guerra sea corta, que las víctimas las mínimas y el aprendizaje colectivo para unos y otros imborrable. Seguiremos combinando oración y trabajo interno con exteriorización creativa y pacífica de nuestro rechazo a la guerra en el convencimiento de que el curso que tomen los acontecimientos, será, por enrevesado que parezca, el que convenga a la humanidad. En la tierra que juntos construiremos, pues así nos comprometimos al tomar carne, ya nadie mirará al cielo con el temor en sus pupilas, nadie vivirá la incertidumbre de unos misiles que en cualquier momento pueden desplomarse sobre sus calles y hogares. En la nueva tierra que juntos estamos modelando el cielo volverá a ser la ventana del misterio, la puerta a lo desconocido, el origen de ayuda y socorro, nunca jamás el espacio oscuro que escupe un metal que siega la vida.

Hablan los cañones, pero nuestra tarea no se detiene. La siembra continúa. Ahora más que nunca permanecemos unidos. Ahora más que nunca sintonizados en unas mismas convergencias y convocatorias, inaugurando con la ingente fuerza de nuestro pensamiento un planeta en amor y paz. Ahora más que nunca demostrando que somos cuerpo unido de servidores sostenidos por toda la Jerarquía de la luz, por todas nuestras Alianzas de los Reinos invisibles, hoy más nunca unidos proclamando la Nueva Tierra que se alza sobre los estertores de una civilización caduca, mal apuntalada por el temor y el egoísmo.

¡Que el Amor del Padre/Madre celestial nos mantenga férreamente unidos en este tiempo ya cantado de grandes tribulaciones! Paz, Fuerza y Gozo a la avanzada de la Luz, a los pioneros de desiertos sin batallas y de Auroras sin mácula, a los artesanos del nuevo, fraterno y resplandeciente mundo.

 
   |<  <<    >>  >|
NUEVO COMENTARIO SERVICIO DE AVISOS

 
  LISTA DE COMENTARIOS